Page 284 - San martín del Rey Aurelio
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movía al pedalear (una vez fijada la bicicleta y elevada la rueda so-
            bre el suelo).

            También veíamos otras personas que vendían miel. Gritaban ¡Miel
            de La Alcarria!. Bajábamos con un recipiente, y según el de dinero
            que deseábamos del producto, nos echaba más o menos cantidad;
            usaba una gran cuchara de madera.


            Acudían también cantantes solitarios, o acompañados de alguna
            persona; cantaban unas coplas conocidas y al compensarles econó-
            micamente con la voluntad, nos daban una hoja con las canciones
            que había cantado. Normalmente eran personas portadoras de cier-
            ta minusvalía física.


            Algún titiritero con animales, a quienes ordenaban hacer ciertos
            ejercicios que el animal hacía perfectamente. Recuerdo el de la ca-
            bra, que le ordenaba en una escalera, subir al primer piso, luego al
            segundo, tercero y cuarto, y saludaba en este último poniéndose de
            pie; nos hacía mucha gracia.

            Otro acontecimiento que nos hacía mucha ilusión, era la Vuelta ci-
            clista a Asturias. Se distribuían miles de folletos con la numeración,
            nombre de los ciclistas, y al equipo a que pertenecían. La caravana
            empezaba pasando varios vehículos tirando material de propagan-
            da, viseras de cartón, gorras, etc. Posteriormente, se oían las sirenas
            de la Guardia Civil de Carretera, y detrás el ciclista que iba en cabeza
            o el pelotón; nosotros consultábamos con el folleto los nombres y el
            equipo al cual pertenecían. Como anécdota, explicar que los ciclistas
            dormían en nuestras casas; unos días antes, pasaban por nuestros
            domicilios los organizadores solicitando ayuda para albergar a los
            ciclista; en nuestra casa se albergó uno que se llamaba Angel De la
            Lastra, nos hizo mucha ilusión, y cual sería nuestra sorpresa que a las
            pocas semanas de finalizar la Vuelta Ciclista, recibimos un paquete
            de Madrid, donde el ciclista nos enviaba unos juguetes para todos
            mis hermanos, y nos manifestaba su agradecimiento.


            Las fiestas de Sotrondio se celebraban en Julio y eran multitudina-
            rias; acudían muchas más atracciones de ferias y más gente que en








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