Page 283 - San martín del Rey Aurelio
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Recuerdo que en alguna ocasión, nos encantaba lavar el coche de
            las escasas personas que lo tenían, porque luego nos daba una vuel-
            ta por Sotrondio.

            A finales de Junio, se celebraba la fiesta de San Juan en El Serrallo.
            Se construía un gran arco sobre la carretera general, adornado con
            variedad de flores y cañas, que era la admiración de todos nosotros.
            También se adornaban (engalanaban) las fuentes con el mismo ma-
            terial; en el Serrallo, que yo recuerde, existía una fuente de agua fría y
            cristalina, en la margen derecha de la carretera en dirección a Lavia-
            na, situada casi al principio de la barriada; nosotros le llamábamos la
            fuente de Serrabullones. A esta fuente acudíamos en verano con rela-
            tiva frecuencia, para buscar el agua fresca y cristalina; también cuan-
            do existía alguna avería en la red principal del suministro del agua.

            Se instalaban algunas atracciones de feria, la Selva, los motoristas
            que rodaban por una especie de cilindro de madera, pegados a sus
            paredes  paralelos  al  suelo,  tiendas  de  tiro  con  escopetas  de  aire
            comprimido, etc.

            Venían los gigantes y cabezudos; cuando éramos pequeños nos da-
            ban un poquito de respeto; más tarde empezamos a ver a través de
            la apertura de la boca de algún cabezudo, a ciertas personas cono-
            cidas y entonces ya no teníamos miedo.


            También venía el gaitero y el tamborilero; recuerdo a José padre e
            hijo que vivían en el portal veinte, que tocaban el tambor de una
            forma maravillosa; había dos gaiteros importantes que eran Sabino
            y Honorino, sus gaitas sonaban a gloria.

            Ocasionalmente, acudían a la barriada los famosos afiladores, casi
            todos ellos con acento gallego; sacaban del bolsillo de su chaqueta
            (normalmente de pana o de azul maón), un instrumento musical de
            plástico, semejante a una petaca de tabaco, pero un extremo era
            más corto que el otro y era como si se fusionaran pequeños silbatos
            paralelamente, con lo cual según la movía en los labios emitía no-
            tas musicales diferente; se les reconocía por el silbido, y la bicicleta
            especial que traían con una piedra redonda para el afilado, que se








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