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blecimiento en Baracoa de emigrantes catalanes que ya 1843 figu-
ran como propietarios de la sociedad “J. Simón y Cía.” La emigración
catalana fue la primera que se dirigió a la colonia y a fines del XIX
estaba en franco retroceso. En 1894, el oligarca catalán Pedro Monés
i Mauri , enriquecido con el tráfico de esclavos, el azúcar y las exten-
sas plantaciones de bananos en pleno auge exportador, traspasó
parte de sus propiedades a José Simón González, quien en sociedad
con la familia Di Giorgio, Salvatore di Giorgio, nacido en Sicilia, fun-
dador de una dinastía frutera en Estados Unidos, con plantaciones
en varios países, germen de la todopoderosa “United Fruit”.
José Simón González (Tarna, 1868), fue el primero en emigrar; José Si-
món Corral (Tarna, 1883), quince años más joven, fue llevado a Cuba
a los nueve años en 1892; y, en 1906 lo hizo su hermano Juan Ramón
Simón Corral (Tarna, 1885) quien se estableció en la ciudad de Las
Tunas con una hacienda ganadera.
José Simón González
Es, de todos los emigrantes casinos, el que más poder económico
alcanzó. Sería interesante conocer si existió alguna relación previa
entre los Simón catalanes y los de Tarna. Lo cierto es que José se
casó con la que posiblemente era la heredera del emporio catalán:
Lucila Simón Torres, baracoense de madre malagueña. De ahí vie-
ne, creemos, el exponencial crecimiento económico alcanzado en
escasos años por un hombre cuyos primeros trabajos fueron como
empleado de una panadería y después acarreando sacos; figuran-
do ya como vicecónsul honorario de España en Baracoa a los 31
años.
Por anuncios de prensa vemos que “Simón y Cía.” se establece en
1895, como compañía exportadora e importadora, sector bancario
y consignatarios de la Empresa Naviera de Cuba S.A. Más adelante
se presenta como “J. Simón y Co. S. en C., comerciantes 1843-1927”
significando la continuidad entre los primeros Simón establecidos
en 1843 y los Simón tarninos constituidos como sociedad capitalista.
De sus negocios conocemos que era propietarios de las razones
sociales “J. Simón y Cía” de Baracoa y sus homónimas de La Haba-
na y Nueva York, donde mantenía una prestigiosa tienda de modas
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