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frecuentada por los usuarios del casino. Edificó una preciosa vivien-
        da con galerías al río Nalón, modificada tras su ruina en el año 1937.
        Y tantos otros cuyo recuerdo se nos va borrando. De cada familia
        casina salieron hijos y más hijos a la aventura americana, sería pro-
        lijo recordar a tantos.

        Mención especial a Maximiliano Isoba (El Campu,1877), al que ya en-
        contramos como actor en la inauguración del teatro en 1891. Por lo
        que significó en el asociacionismo de la colonia asturiana, fundador
        y primer secretario de la Sociedad Casina y por los múltiples cargos
        que ostentó en el Centro Asturiano, presidiendo diversas Secciones,
        impulsando la confraternidad entre los astures y su desarrollo so-
        ciocultural; también por su defensa de una Ley de amnistía para los
        prófugos españoles en la Isla en 1926. Su hijo Maximiliano fue uno de
        los más prestigiosos ingenieros civiles de Cuba; su obra Viaducto de
        la Farola, que une Baracoa con Guantánamo, está considerado una
        de las siete maravillas de la ingeniería cubana.




        Don Saturno y su sobrino Fernando

        Saturnino Miguel Toribio (El Barru, 1868), es el indiano casín por ex-
        celencia. Emigró muy joven, figurando como prófugo en las actas
        de quintas. Le encontramos viviendo en 1906 en Camajuaní, provin-
        cia de Villa Clara. Fue un verdadero emprendedor; empresario en el
        ramo del tabaco; en 1902 fundó la “Cía. Tabacalera Lobeto”, ubicada
        en la calle Monte 466 de La Habana, almacén y fábrica de tabacos;
        también fue propietario de otras industrias, entre ellas la una fábri-
        ca de fósforos, que luego vendió al citado José Acebo, asociándo-
        se este más tarde con los Simón. Hasta 1913 fue alto ejecutivo de la
        norteamericana “Cuban Land and Leaf Tobacco Co.”, el más antiguo
        monopolio tabacalero de la Isla. Amante de los coches, fundó en
        1926 la sociedad “Miguel & Co”, comercializando los vehículos de las
        marcas Nash y Ajax en Cuba.


        Su trayectoria empresarial va íntimamente ligada a la de su sobrino
        Fernando Lobeto Miguel, (El Campu, 1877) quien quedó al tanto de
        los negocios en la Isla durante las temporadas que su tío pasaba
        en Caso, y a la muerte de este administró sus intereses en Cuba.
        Fernando Lobeto, además del sector cigarrero fue propietario del in-


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