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frente de la ermita. En la actualidad esta tradición se ha perdido.


        •  La Navidad. Aparte de la celebración religiosa no había una fiesta
            propiamente dicha. De todas formas hubo un auto sacramental
            que se representó en la iglesia, en la que participó todo el pueblo
            escenificando la Navidad. Fue un acontecimiento tan importan-
            te que llegó hasta nuestros días a través de la tradición oral. Lo
            había escrito Nicasio Febrero Bercianos (1846-1932), maestro que
            ejerció en Caleao, procedente “de Castilla” y conocido por to-
            dos como “el maestrín”, que está enterrado en el cementerio del
            pueblo junto a su hermana Josefa. Habría de tener una influencia
            social muy importante, pues llegan hasta nosotros comentarios
            como los de una persona de tinte humanista que sabía y enten-
            día de todo, desde letras hasta medicina. Era muy querido, toda
            una institución en Caleao.Este auto sacramental fue una obra
            en verso que entronca con la mejor tradición del teatro español.
            Por casualidad llegó a mi poder, manuscrita y muy deteriorada,
            la presentación de los personajes que hacía Juan J. Calvo Cal-
            vo. Según llegó hasta nosotros, entre los grandes méritos de la
            obra estaba la elección de los personajes para cada papel, sien-
            do memorable la actuación del rey Herodes arrojando al suelo
            la corona, interpretado por José Portugal Traviesas (José el de
            Fontalba) y el desplante de la mesonera al ir a pedir posada la
            Virgen, interpretado por Serafina la de Xico  García. Al parecer,
            había tanta verdad en su actuación, que fue increpada desde el
            público. Esto debió ocurrir en 1924.


        En época de don Leandro Pérez Avello (1954-1963) y continuada por
        sus sucesores en la parroquia unos años más, se hicieron unas ca-
        balgatas de Reyes que están en la memoria de todos y que incluso
        desde Caleao fueron llevados los Reyes a hacer la cabalgata a pue-
        blos vecinos, que como nosotros nunca las habían tenido. Esto hoy
        podría parecer lo habitual, pero para muchos de nosotros significó
        el primer juguete, costeado por el propio sacerdote.


        Hacia 1965 se celebró un Belén viviente con la gente del pueblo que
        también fue muy celebrado, porque está en la memoria de los to-
        davía vivos, ya que los niños de entonces actuaban como pastores
        y hoy andan rondando la edad de la jubilación. El portal de Belén,
        recreado con “gavielles de narbasu,( gavillas de maíz que todavía se


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