Page 168 - CASO
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- “Equí está un hombre almorzáu por dos pesetes”. Había gastado
        dos onzas de chocolate para hacerse el desayuno y calculado su
        precio. La leche era de sus vacas y salía gratis.


        La visión de la cooperativa era global y para ello se acondicionó en
        Caleao la fachada norte del cabildo de la iglesia para la instala-
        ción de un Hogar Parroquial con servicio de bar  y a continuación un
        local donde se reunían los miembros de la cooperativa. Todo esto
        con precios competitivos. Venía ser como un centro social actual.
        Los beneficios eran dedicados al fondo cooperativo. Aunque resul-
        te  anecdótico, en un resumen de cuentas del “Hogar Parroquial” de
        fecha 1 de abril de 1962, figuran unas compras por importe de 2073
        ptas.  y unas ventas  por importe de 2530 ptas. de lo que resulta un
        beneficio de 463 ptas. que unidas a otras 414 ptas. de gastos que
        costeó,  dan como resultado una contribución a  la cooperativa de
        877 ptas. “que de otra forma tendrían que abonar los socios de la
        cooperativa”.El hogar parroquial habría funcionado un poco antes
        de la creación “oficial” de la cooperativa.


        De esto que decimos se hace eco el diario La Nueva España en un
        artículo  bajo  el  título  “El  cooperativismo  está  a  punto  de  llegar  a
        Caso” de fecha sábado 16 de marzo de 1963. El cronista, César Ál-
        varez, subtitula: “Caleao: Más de sesenta vecinos unidos en una es-
        tupenda empresa de interés económicosocial”. El mismo artículo
        aporta el censo demográfico de Caleao, cifrándolo en 650 almas
        en 1918 y de 120 en la fecha del artículo.


        En la cara este del cabildo de la iglesia, la cooperativa instaló un
        molino eléctrico que atendían los socios por la noche siguiendo un
        turno  diario que abarcaba el mandato de un año y se utilizaba para
        el maíz y la cebada que consumían los animales. Se pagaba según
        los Kg. molidos.


        Sería impensable escribir unas líneas de Caleao sin mencionar a Oli-
        va Armayor González, seguramente quien más ha investigado sobre
        cuestiones de antropología y folklore del concejo de Caso.

        Uno de esos guiños del azar, quiso que nacieran dos niñas vecinas,
        separadas sus casas por un camino, en el barrio de Llamapodre,  en
        Caleao. Eran Emilia Gonzalo González, nacida en 1913 y Oliva Armayor


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