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aquello que oímos y leímos, esperamos que sea una manera de re-
cordar a todos aquellos que nos precedieron y que murieron dan-
do forma a este paisaje, para que los que veníamos detrás lo en-
contráramos más habitable. Como siempre nos enseñaron, “el que
trabaya, trabaya pal mundu”, frase que en sí misma encierra una
aspiración de dejar obras hechas que nos sobrevivan. Sólo sabien-
do de dónde venimos, podemos ser conscientes de lo que somos y
de esta manera, afrontar el deber moral de dejar esta tierra a los
que nos sucedan, al menos, no en peores condiciones de cómo la
encontramos, teniendo en cuenta que los modos de vida necesa-
riamente han de ser otros.

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