Page 160 - CASO
P. 160
quier tratado de música tradicional. Es un instrumento musical de
cuerda frotada con caja de madera y tapa de piel de cordero, que
aquí le llaman bandurria, sin que tenga nada qué ver con ese otro
instrumento musical. El rabel es un instrumento pastoril que por tan-
to encuentra su asentamiento siguiendo las rutas de la trashuman-
cia, con pequeñas diferencias de tamaño y forma. El rabel de Ca-
leao tal vez sea lo que nos hizo más conocidos, puesto que dio el
salto a Buenos Aires con los emigrantes de esta tierra, que siguieron
haciendo patria allá en torno al mismo y curando la añoranza cuan-
do se juntaban en alguna casa particular para hablar y sentir los
ecos de los montes que habían dejado atrás. Me consta que la de
tía Mesilda (Gumersinda Aladro) fue una de ellas, que luego supo
continuar su hija Luisa Piñera. Las maravillosas tardes de domingo
de las que me hablaba su nieto Julio en su última visita a Caleao en
2019, que disfrutó con su madre y que él vivió en primera persona.
Me contaba Arcadio Calvo que tía Mesilda había sentado cátedra
bailando la jota en el Centro Asturiano de Buenos Aires, haciendo
pareja con otro de Caleao cuyo nombre lamento no recordar.
Del rabel de Caleao me consta que en el museo del musicólogo
Joaquín Díaz en Valladolid, se conserva un ejemplar. Respecto a los
luthiers, es de justicia dar algunos nombres para evitar que los coma
la polilla del olvido: mi bisabuelo Juan Calvo, Xuan de Florán, José “El
Cau”, Tino el de Agustín, Desiderio y el último, Agustín el de Alfonso (A.
González), en fechas recientes. Y cómo no citar aquí a David Caba-
llín, el intérprete que le dio difusión, que realizó las primeras graba-
ciones y que se convirtió en maestro de otros instrumentistas que se
acercaron al rabel en el resurgir de la música tradicional. Las letras
de las canciones de rabel son jocosas, sencillas, a veces un tanto
atrevidas y pensadas en todo caso para disfrutar en grupo. Una an-
tigua muestra de un cantar de bandurria sería ésta:
“Bien te lo dixi, bandurria
Que íbamos ir a castañes
Y tú me disti la disculpa
que estaben fríes les mañanes.”
Evidentemente la industria de la madera va muy ligada a la del hie-
rro. De ahí la fama que tenían las fraguas de Caleao y sus “ferreros”.
Supieron abastecer de carros, “llaviegos” (arados), “rastros” (gra-
160