Page 317 - San martín del Rey Aurelio
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Tetuán y un largo etc. Pues bien, podría decirse, que no hubo uno
            solo de estos cursos que no fuera aprovechado por el prospectar
            minero en busca del oro negro. Nacieron así minas y grupos mine-
            ros entre los cuales, sin ánimo de exhaustividad, podríamos citar los
            siguientes:

            - Al Sur del Nalón: Minas Sultana, La Espesura, Sienra, Escribana,
            Fortunosa y Miera. Y grupos Entrerregueras, Ferminas, Guerrera, Lo-
            zana, Cubas, La cabaña, San Antonios, Generalas, Juliana, Bédavo,
            La Pancha, La Porquera, Sotón, Sallosas, San Antonio de Tetuán, San
            Mamés, Santa Bárbara, Pradón, Potoxas, Calizas, Rimoria, etc.

            - Al Norte del Nalón: Minas del arroyo Fariseo, del arroyo Lagar, El Río,
            Gollano, Melchor, Llano Martín, Xagosas, La Quemá, etc. Y grupos
            Escobio, Sorriego, San Vicente, Oscura, La Revenga y La Llaniella,
            Venturo, La Encarnada, Candanal, Canto Medio, Los Artos, Etelvinas,
            La Barriosa, La Piquera, Rimadero, Blimea, Valdelospozos y Rimoria
            (que comparte yacimiento con el vecino concejo de Laviana).


            Todo ese gigantesco puzzle de grupos y minas de montaña fue ago-
            tándose con el tiempo y permitiendo a la vez una cartografía deta-
            llada de por dónde iban unas y otras capas. Nació así la necesidad
            de profundizar bajo el nivel de los valles y aparecieron con ello los 11
            pozos que tachonaron nuestro concejo y que fueron los siguientes,
            desde el primero que se abrió (Pozo Entrego, 1909), hasta el último
            que se cerró (Sotón 2014).

            Paroxismo tectónico.
            Decíamos antes que el paroxismo geodinámico que nuestra cuenca
            vivió a finales del periodo Carbonífero se tradujo en un yacimiento
            lleno de fenómenos que afectaron directamente al laboreo, tanto
            más cuanto menos se los conocía: fallas, esterilidades, anchurones,
            repuelgos, diaclasas y esquistosidades fueron la permanente pesa-
            dilla de los mineros, como bien avalan numeroso recortes de prensa
            donde se argumentaron problemas, ineficacias, imprevisiones, e in-
            cluso accidentes, con la coletilla de las “dificultades geológicas del
            yacimiento” (créanme que con esto tendríamos para un libro).









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