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San Salvador de Valdediós
Además de la riqueza patrimonial de la abadía, parece ser que ésta brillaba tam-
bién por la rectitud de sus costumbres, hecho que llevó al prelado ovetense Gu-
tierre de Toledo en el último cuarto del siglo XIV a entregar al abad de Valdediós
las iglesias de Santa María de Villamayor y San Martín de Soto con todos sus de-
rechos y pertenencias, tras la disolución de sus dos comunidades benedictinas
femeninas por el incumplimiento de sus obligaciones monásticas.
En la Nómina de las abadías de la diócesis de Oviedo elaborada por este obispo,
se recoge la de Santa María de Valdediós en los siguientes términos:
La abadía de Valdediós es de la orden de
Çístel, monges blancos. Es subgeto al obispo
e prométele obedençia e reverençia e bendízele
el obispo. E viene a los signados o enbía su procurador
quando es enbargado. E paga en todos los pechos
e pedidos quel obispo echa a su clerizía. E obedesçen
e cunplen todos los mandamientos e ordenaçiones
quel obispo faze.
A comienzos de la época moderna (1515) la comunidad de Valdediós se unió a la
Congregación de Valladolid y siete años después un virulento incendio arruinó
las dependencias monásticas medievales, que serán objeto de reconstrucción
en el transcurso de esta centuria. Así, en la década de 1580 el libro de fábrica del
cenobio señala, según M.P. García Cuetos, la conclusión del nuevo claustro y de
las estancias anejas a él, quizá obra de Juan de Cerecedo el Viejo.
En el siglo XVII se acometieron nuevas obras en el piso bajo del claustro, la sa-
cristía, el archivo, la hospedería y se construyó el pórtico actual que protege la
fachada occidental de la iglesia (1668).
El siglo XVIII continuará las intervenciones en la iglesia, instalando la tribuna de
enfermos que se conserva en el brazo Sur del crucero y la biblioteca monástica
junto al archivo. Asímismo M.P. García Cuetos fecha en 1768 la construcción
de un nuevo capítulo junto a la iglesia y a lo largo de esta centuria se amuebló e
interior de la misma con un órgano y varios retablos entre otras piezas.
A principios del siglo XIX se llevó a cabo en el convento el proceso de desamor-
tización, saliendo a subasta el mismo en 1843 y utilizándose finalmente como
Seminario Diocesano. En las primeras décadas del siglo XX comienzan las obras
de restauración de la iglesia que se consolidan en la campaña que levará a cabo
en el monasterio L. Menéndez Pidal. En 1931 el monasterio fue declarado Mo-
numento Nacional.
A partir de 1985 y en paralelo a las obras de restauración del conjunto se creó
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