Page 71 - Valdediós
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María Isabel González García

        tras los cimacios de este lado se presentan desornamentados, los del opuesto se
        labran en dos pisos con pequeñas hojas.

        La última puerta románica que conserva el edificio actual es la que da paso des-
        de el último tramo de la nave lateral Sur al claustro. Presenta dos arquivoltas de
        medio punto aboceladas, protegidas por un guardapolvo de puntas de diaman-
        te, que descansan en delgadas columnas con basas áticas y se coronan con capi-
        teles de apomados. Esta portada conserva abundantes vestigios de policromía
        rojiza. En la crujía Este del claustro actual fue recuperada la entrada al arma-
        rium, que se estructura en un vano mixtilíneo con las piezas curvas de las jambas
        resaltadas. En este mismo lienzo junto al acceso a la iglesia se conservan dos
        sepulcros bajo arcosolios, decorados con molduras, que presentan elementos
        heráldicos en los encasamentos y tapas.

        En la arquitectura cisterciense se otorgaba mucha importancia a la iluminación
        de los templos, que calaban sus muros con abundantes ventanas de escasa or-
        namentación y pureza de líneas. En esta iglesia además del óculo abierto en el
        imafronte se conservan otros vanos que siguen estos principios, y concederían
        al interior una luz uniforme y limpia. Entre ellos destacan el abierto en el brazo
        Norte del crucero sobre la portada arriba mencionada, formado por varias ar-
        quivoltas que descansan en finas columnas con capiteles. Las naves se calan con
        algunos vanos semejantes que alternan con sencillas aspilleras. Finalmente los
        tres ábsides de la cabecera se iluminan con seis vanos recercados por arcos de
        medio punto simétricamente dispuestos y desornamentados; uno en cada ábsi-
        de lateral y tres en el central, realzados por guardapolvos que se prolongan en
        las impostas, articulando el muro rítmicamente. Estos tres vanos se disponen
        entre columnas entregas que recorren verticalmente el muro y se rematan por
        bellos capiteles vegetales.

        Por último, tanto los aleros del imafronte como los de las naves  y cabecera cobi-
        jan hileras de canecillos en caveto, de los que sólo se ornamentan ricamente los
        de la cabecera a base de bolas, rollos y otros motivos geométricos y vegetales
        característicos de los repertorios cistercienses parcos en iconografía figurada.

        La portada  principal de la iglesia da acceso a un espacio a modo de zaguán o
        pórtico interior, que ocupa los dos primeros tramos de la nave románica, sepa-
        rado del resto de ésta en época moderna por una arco escarzano apoyado en
        semicolumnas con capiteles moldurados y un murete bajo sobre el que se eleva
        una reja de forja. Sobre este elemento, integrado perfectamente en la fábrica
        románica de la iglesia, se sitúa el coro de monjes con la sillería de madera tallada.
        A su derecha, y también en posición elevada sobre el arco de comunicación de la
        nave central con la meridional, se ubica el órgano.


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