Page 63 - Valdediós
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María Isabel González García
capiteles troncocónicos. Sobre este pórtico se dispone al interior una tribuna
alta que se ilumina por una ventana ajimezada compuesta por dos arquillos de
herradura con la rosca moldurada. Apoyan en tres reducidas columnas de fuste
monolítico con basas y capiteles sencillos. El vano se enmarca por un alfiz orna-
do con una cenefa de roleos. Sobre éste se empotra en el muro un sillar labrado
con la Cruz de la Victoria que Alfonso III donó a la catedral de Oviedo en el año
908, emblema que preside las obras financiadas por él, como la Foncalada, fuen-
te que se conserva en la calle de este nombre situada en su confluencia con la
calle de Gascona. Remata esta fachada una espadaña de una tronera sencilla,
reconstruida en el siglo XVIII, en cuya cima se colocó un merlón escalonado de
inspiración califal.
La división tripartita y el contraste ornamental del imafronte se reproduce en
el muro testero, en el que los lienzos correspondientes a las capillas laterales de
la cabecera se animan por dos sencillas ventanas cuyo arco de medio punto se
despieza con ladrillo.
El cuerpo que cierra la capilla central se adelanta ligeramente respecto a ellos
calándose en su zona inferior con una ventana tripartita que ilumina el altar ma-
yor. Sus tres vanos de herradura se decoran con sogueado que se extiende al al-
fiz que los enmarca. Apoyan en cuatro columnillas de fuste monolítico elevadas
sobre basas sogueadas, que poseen capiteles troncopiramidales decorados con
hojas nervadas semejantes a las que conserva el templo en su interior. La parte
alta del testero se cala con una ventana ajimezada semejante a la de la fachada
occidental, que ilumina una pequeña cámara inaccesible, presente en otros tem-
plos prerrománicos como San Julián de los Prados, San Pedro de Nora y Santa
María de Bendones entre otros. Entre las hipótesis –no documentadas- sobre
su función propuestas hasta el momento se encuentran las de cámara del tesoro
o celda de ermitaños, aunque no hay que descartar la posibilidad de una mera
función ornamental.
Como señalamos más arriba al flanco Sur de la cabecera se adosa la Capilla de
los Obispos. Este espacio de reducidas dimensiones se cubre a escasa altura con
una bóveda de cañón perpendicular al sentido de las naves y posee un acceso
en arco de medio punto en su muro Sur. A ella se adosa la sacristía, que cubre a
doble vertiente y cala su muro Sur con una ventana ajimezada. Esta habitación
tiene su trasunto en la aneja al flanco septentrional de la iglesia, reconstruida en
el siglo XX por L. Menéndez Pidal, quien la iluminó con un vano semejante al de
su opuesta.
El último elemento visible al exterior de la iglesia es el pórtico de fábrica que
protege el muro Sur de la misma, sobre cuya cubierta a un agua sobresalen los
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