Page 123 - Valdediós
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F. Javier Fernández Conde

        liarios, que se produjo cuando el soberano era aún joven, y debió de tener tras-
        cendencia, porque la osadía del conde llegó hasta la propia proclamación regia:


             “Este (Alfonso), en la primera flor de su adolescencia, en su primer año y a los dieciocho de su
             nacimiento, se ve privado de su reino por el apóstata Fruela, conde de Galicia, por medios
             ilegítimos, y el rey se refugió en Castilla. Y no mucho después, muerto Fruela, tirano e infausto
             rey, por los leales de nuestro príncipe en Oviedo, el glorioso muchacho vuelve de Castilla y es
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             dichoso, reinando felizmente en el trono paterno” .

        El otro conflicto recogido por Sampiro, que no menciona la Albeldense, tuvo
        también proporciones considerables, porque sus protagonistas eran, al parecer,
        los propios hermanos del monarca que contaba además con la ayuda de los mu-
        sulmanes. Pero Alfonso III, un rey consolidado ya, pudo hacerle frente con efica-
        cia, castigando a los rebeldes sin contemplaciones:


             “Un hermano del rey, llamado Fruela, según dicen, pensando en la muerte del rey, huyó a
             Castilla. El rey don Alfonso, ayudado por el Señor, lo apresó y le sacó los ojos por su conducta;
             e igualmente a sus hermanos, Fruela, Bermudo y Odoario. Bermudo, ciego ya, salió de Oviedo
             y recaló en Astorga, donde se comportará de forma tiránica durante siete años, contando
             con el apoyo de los árabes (arabes secum habens), con los cuales (getulibus) condujo el ejér-
             cito hasta Grajal. Alfonso, cuando tuvo noticia de ello, salió a su encuentro y acabó con ellos
             (usque ad intericionem delevit). Bermudo, ciego como estaba, se fue a los dominios de los
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             “sarracenos” .

        El final del reinado del rey Magno, tal como lo narra el Sampiro en sus dos ver-
        siones, resulta completamente desconcertante y platea, al mismo tiempo, varios
        interrogantes de difícil respuesta:



             “Y llegando el rey a Zamora, prendió a su hijo García y le condujo aherrojado (ferro victum)
             al castillo de Gauzón. Su aliado (socer) Nuño –Munio Fredenandi en la versión pelagiana- se
             comporta también como un tirano, preparando la rebelión (rebellum paravit). Así pues, todos
             los hijos del rey, conjurados, expulsaron a su padre del reino, confinándole en la pequeña villa
             de Bortes -villa asturiana de Boides en la pelagiana- El rey se encaminó a Santiago para cum-
             plir con un deseo piadoso (causa orationis) y después de regresar, volvió a Astorga y pidió a
             su hijo que le permitiera perseguir, al menos una vez más, a los sarracenos. Reunido un gran
             ejército marchó contra ellos y les causo muchos desastres (strages), regresando a Zamora con
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             una gran victoria. Y nada más llegar allí, murió de forma natural (proprio morbo) .


        56. CA, C. Albeldense, pp. 176 y 250. El Sampiro, en sus dos redacciones, que también recoge el conflicto, nos informa que el “filius perditio-
        nis”, protagonista del mismo, era Froila Iemundi, y dice, además, que el soberano se refugia “in partibus Alauensium”: Sampiro. Su crónica
        y la monarquía leonesa en el siglo X, ed. J. Pérez de Urbel, Madrid, 1952, n. 1, pp. 275-276. La contradicción podía solucionarse, como dice
        Pérez de Urbel, si suponemos que el joven soberano se habría refugiado en los dominios del conde de Castilla Rodrigo: O.c.,p. 349 (“Notas
        a la Crónica”).
        57. Sampiro, n. 3, p.280. La redacción pelagiana incluye a Nuño entre los hermanos. Esta noticia, que parece como un preludio de lo que
        sucederá al final del reinado de Alfonso III, como veremos, presenta algunas dificultades señaladas por la hitoiografía tradicional: Ibíd.,
        pp. 357-358.
        58. Sampiro, n.15, pp. 307-308.
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