Page 124 - Valdediós
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Del Reino de Asturias al Reino de León

        Si el cronista recoge bien la información que trasmite, el último período de la vida
        de Alfonso III, que tantos éxitos había protagonizado luchando contra es Islam,
        resulta bastante turbio y desconcertante. La rebelión capitaneada pos sus her-
        manos habría tenido lugar muy al final de su reinado, aunque no podamos preci-
        sar la fecha concreta. Sampiro, inmediatamente antes dar la noticia de la conjura
        de sus hijos, incluye dos referencias que la preludian de algún modo: el rey astur,
        después de una compaña triunfal en las cercanía de Toledo que culminaría con
        la toma de una importante fortaleza, el castillo de “Quintialubel” o Quintia Lu-
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        bel como supone Pérez de Urbel , llega a Carrión y se encuentra con la sedición
        planeada por un vasallo suyo (servus suus), Addanino, a quien ordena matar por
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        los propios hijos de éste porque maquinaba la muerte del rey . En Zamora tiene
        que enfrentarse primero al levantamiento del primogénito García que manda
        aherrojado al castillo de Gauzón. Y además un compañero de éste (socer eius),
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        llamado Nuño o Muño Fredenandi , preparaba, por su parte, otra subversión. A
        continuación incluye ya la extraña conjura de su parentela, que triunfa y confina
        al soberano en Boiges (Villaviciosa de Asturias) . ¿Hubo realmente tiempo para
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        tantos acontecimientos nefastos? Para las dos primeras seguramente. Pero la
        información relacionada con la conjura final llevada a cabo por su familia parece
        más problemática ¿tuvo lugar en el uno de los dos últimos años de del reinado
        del Rey Magno? ¿en qué momento? ¿cómo pudo emprender éste, después y con
        toda tranquilidad, la peregrinación a Compostela, retornar, dejar Boides, viajar
        a Astorga y solicitar de su hijo García que había dirigido contra él dicha conjura,
        un ejército para llevar a cabo la última campaña contra los musulmanes? ¿cómo,
        cuando y en qué parte de la frontera efectuó aquella expedición, que le repor-
        taría la postrera victoria antes de morir de forma natural en Zamora, donde fue
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        enterrado en la iglesia de Santa María? .








        59. Sampiro, p. 368 (“Notas...”). El comentarista de la Crónica cree que se trata de Ávila, pero no estamos seguros de realmente fuera así.
        60. Las dos versiones coinciden en el contenido de la noticia. Pérez de Urbel, siguiendo a Ximénez de Rada, que también hace referencia
        a este acontecimiento funesto (De Rebus Hispaniae, l. IV, c. 16: Addanium quemdam de familia palatina), ve en la persona de Addanio a un
        servidor de palacio: Sampiro, pp.368-369 (“Notas...).
        61. El comentador de la crónica supone que se trata de un conde castellano, Nuño Núñez o de un sobrino suyo, Nuño Fernández: Sampiro,
        pp.369-370 (“Notas...”)
        62. Ximénez de Rada mete en la conjura familiar a la reina Jimena, haciéndola responsable del grave disenso familiar (schismate) por tratar
        de imponer exacciones fiscales muy onerosas: De Rebus Hispaniae, l. III, c.19: “Haec (regina) Regem Aldefonsum non habens carum, ut
        affectus expetit maritalis, excogitavit virum regno privare, et filium suum Garsiam quem pater vinculaverat, subrogare”. Lucas de Tuy, que
        relaciona la reina con la literatura épica de Bernardo del Carpio, había hecho ya lo mismo, tratándola con mucha dureza: “Esta muger fue
        ynhumana y puso malas costumbres en el reyno y condiçiones serviles”: Crónica de España, l.IV, c. 23. Y abre el capítulo así: “Como la reyna
        Ximena se leuantó ontra el dicho rey don Alonso y otras cosas”.
        La “villula” del Silense o “villa” de la versión pelagiano es seguramente Puelles, no lejos de Valdediós. Da que pensar el verbo empleado
        para indicar la forma de su retiro, “consedentem” o “conscendentem”. Nosotros, siguiendo la estructura narrativa más lógica, suponemos
        que Alfonso III había sido trasladado allí a la fuerza. Por eso traducimos el verbo por confinar, aunque no sea muy correcto. Si hacemos una
        traducción más literal, entonces podría suponerse que Alfonso III se había retirado a Puelles de forma voluntaria, después de la conjura,
        para afrontar los graves acontecimientos de forma más tranquilla o, si se quiere, más política.
        63. La versión pelagiana del Sampiro completa la información de su sepultura, informándonos de su traslado a la capilla real de Santa
        María, a la vera de la catedral con la reina Jimena, muy en consonancia con las constantes interpoladoras de este prelado: F. J. Fernández
        Conde, El Libro de losTestamentos..., pp. 50 y ss.
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