Page 125 - Valdediós
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F. Javier Fernández Conde

        Ante tantos interrogantes sin aclarar, algunos historiadores más críticos con-
        sideran estos episodios de la conjura final meras invenciones del cronista Sam-
        piro, dependientes seguramente de relatos legendarios . Nosotros mismos he-
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        mos releído atentamente toda la documentación de Alfonso III, y los títulos de
        dominio reflejados en los diplomas de los años 909-910. Cuando se explicitan,
        hacen referencia sistemáticamente a Alfonso III, salvo en uno de abril del pri-
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        mero de dichos años . Por ello, de producirse la extraña sublevación o conjura,
        habría que situarla en la segunda parte del 909 o la primera del X, antes de abril.
        Por eso, no existe ningún razón seria o definitiva para excluir la posible historici-
        dad de la misma, auque pueda plantear dudas razonables. El autor de la crónica
        habría querido incorporar estos episodios, entreverados quizás de elementos
        legendarios, para enaltecer aún más la memoria del rey que culmina gloriosa-
        mente la historia de la Monarquía astur, rematándola de ese modo.


        En cualquier caso, si los hechos fueron reales, sólo se explicarían adecuadamen-
        te en el contexto de la larga serie de resistencias nobiliarias que tanto se prodi-
        garon en la historia del Asturorum regnum por los representantes de los grupos
        aristocráticos, encabezando muchas veces las tendencias de insumisión de de-
        terminadas zonas o sectores del reino, una tendencia que hemos visto aflorar
        continuamente en toda la documentación analizada.


        La historia del reino leonés en el siglo X, el análisis de las realidades sociales y la
        evolución de los grandes avatares políticos de esta centuria no podrían explicar-
        se correctamente sin este referente nobiliario. La nobleza castellana, la leonesa,
        la gallega y la misma asturiana, a veces cada una en solitario y en ocasiones con








        64. J. Pérez de Urbel, en sus notas a la historia de Sampiro, ofrece un buen planteamiento de la problemática: Ibíd., pp.370-374. Sánchez
        Albornoz, que conoce bien las dificultades que entraña el texto del obispo historiador, concluye diciendo: “Es por tanto muy probable
        –escribí antaño y repito hoy- que Alfonso III fuese víctima en sus últimos días de una conjura palaciega”: Orígenes dela nación española...,
        III, Oviedo, 1975, p. 961( “Dramático final del reinado”, pp.953-962). Menéndez Pidal, investigador apasionado de los orígenes de la épica
        peninsular y preocupado siempre por encontrar huellas de este género literario en las fuentes medievales conocidas, recoge en su colec-
        ción de textos de este género, bajo el epígrafe: “Abdicación de Alfonso el Magno”, la información de Sampiro sobre la conjura familiar, con
        las amplificaciones de la misma en las crónicas posteriores de Lucas de Tuy y Rodrigo Ximénez de Rada (el Toledano): R. Menéndez Pidal,
        Reliquias de la poesía épica española, Madrid, 1951, pp.27-28 (2ª parte de la obra editada por Diego Catalán). Pérez de Urbel concluye su
        reflexión admitiendo el fondo histórico de los hechos, adornado por cantares de gesta como los entreverados en la historia real de la
        Francia carolingia, en lo relativo a Luis el Piadoso y sus hijos (“Notas...”, p. 374). Para Ruiz de la Peña, la historicidad del final de Alfonso III,
        tal como figura en el Sampiro, “no está asegurada”: J. I. Ruiz de la Peña, La Monarquía asturiana, p. 184.
        65. Una donación del propio Alfonso III, datada el 28 de abril del 909: “Ego Adefonsus rex”; “Adefonsus rex hanc commutationem a nobis
        factam”: J. M. Mínguez Fernández, Colección diplomática del monasterio de Sahagún (Siglos IX-X), León, 1976, n. 9, pp. 37-38. En otra hecha
        por particulares al propio Alfonso III, el mismo día, en la validación no figura el soberano, sí sus cuatro hijos, y Fruela con el título de rey:
        Ibíd., n. 10, pp. 38-39 (ambos documentos se encuentran en el Becerro de Sahagún.. En una venta del 15 de junio del 910, también del
        Becerro, no se incluye el nombre de ningún rey: Ibíd., n. 11, pp. 39-40. En julio del 909: “regnante principe Adeonso in Obeto” (Becerro
        Gótico de Cardeña): A. C. Floriano Cumbreño, Diplomática...,II, n. 199, pp. 383-384. El 8 de setiembre del 909, el infante García hace
        una donación al monasterio de Abellar, pero el documento no incluye ningún título de dominio y no nombra tampoco al rey (Copia del
        Becerro): E. Sáez, Colección documental del Archivo de la Catedral de León (775-1320), I (775-952), I, n. 24, pp. 39-40. El 13 de abril del 910:
        “regnante et inperante domno nostro et principe Adefonsum” (original del Archivo de C. de León): E. Sáez, Ibíd., n. 25, pp. 40-42. Llama
        la atención la solemnidad de este título ¿tendría que ver, tal vez, con el triunfo definitivo del monarca sobre los conjurados domésticos
        y los musulmanes?. La hipótesis podría resultar sugerente, pero no creo que pueda convertirse, sin más, en suficientemente explicativa.
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