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Del Reino de Asturias al Reino de León
ramente comunidades campesinas, libres del control de los nuevos señores, los
jefes locales en vías de consolidación, que se reubicarían sin ninguna traba en
lugares más favorables a economías ganaderas, las tierras altas de la montaña
asturiana o en zonas más propicias, cerca de los ríos y en los valles, para renovar
o reemprender las empresas agrícolas características de las aldeas medievales.
En la actualidad, y gracias de nuevo a las numerosas excavaciones arqueológicas
que se han llevado a cabo los últimos años, disponemos ya de una información
abundante sobre la existencia y la geografía social de muchos de estos jefes, los
nuevos señores de la región y, en última instancia, la única representación exis-
tente del poder político, ejercido siempre en estrechos y reducidos marcos te-
rritoriales. Toledo quedaba demasiado lejos y todos los intentos de sumisión de
los pueblos norteñas ensayados por aquellos monarcas habían supuesto otros
tantos fracasos. No resulta difícil enumerar algunos de esos centros de poder
que vamos conociendo paulatinamente:
Tendríamos que mencionar en primer lugar a Veranes (Cenero, Gijón), porque
es el emplazamiento romano mejor conocido actualmente, después de muchas
campañas arqueológicas. En sus orígenes fue un modesto “fundus” altoimperial,
que se consolida y enriquece hasta convertirse a lo largo delos siglos IV y V en
una suntuosa villa señorial, con termas, mosaicos y torreón. Después el habitat
señorial se transformará en espacio productivo de naturaleza metalúrgica. Una
iglesia con su necrópolis cambiarán aquel emplazamiento en un centro de poder
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eclesiástico (VII-VIII) . En la costa, destaca sobre manera el castillo de Gauzón
(Castrillón), en fase de excavación sistemática desde el 2007. Desde la época
del obispo don Pelayo (1101-1130) solía afirmarse que esta fortaleza, situada
a la vera del mar en un poderoso promontorio rocoso, el actual peñón de Raí-
ces, había sido construido por el propio Alfonso III. De hecho, los artesanos que
realizaron la magnífica Cruz de la Victoria el 908 trabajaron en los tallares que
funcionaban en sus instalaciones interior. Hoy, gracias a la escrupuloso metodo-
logía empleada por los dos arqueólogos responsables de la excavación -Álvarez
Busto y Muñíz López- sabemos que el primer proceso constructivo de la fortale-
za comenzó en los siglos VII-VIII, antes o en los años de la invasión islámica. Por
las magnitudes de la gran fábrica, y a la vista de su magnífico emplazamiento, pa-
rece claro que el castillo de Gauzón tuvo que ser el establecimiento de un pode-
roso señor que tdominaba la zona marítima central de Asturias, cuando estaba
27. La bibliografía sobre Veranes es muy amplia. La encabeza habitualmente C. Fernández Ochoa, acompañada de algunos de sus colabo-
radores. Aquí nos contentaremos únicamente con la mención de dos de sus últimas publicaciones: C. Fernández Ochoa-F. Gil Sendino, “La
etapa final de Roma en Hispania: la villa de Veranes (Gijón, Asturias)”, Astures y Romanos....”, pp.133-148; de los mismos:, “La villa romana
de Veranes (Gijón, Asturias) y otras villas de la vertiente septentrional”, Las villae tradorromanas..., pp. 435- 479: los autores ofrecen en la
segunda parte de este trabajo una reseña breve de las diferentes “villae” romanas de la región.
Gutiérrez González supone que Veranes fue el núcleo y la base patrimonial de la parroquia de Cenero y que el poder laico, asentado en
Veranes, se habría desplazado al castillo de Curiel (VIII-IX): VV.AA., “Poderes sociales...”, L.c., p.19. A. Gutiérrez González, Peñaferruz
(Gijón). El castillo de Curiel y su territorio, Gijón, 2003.
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