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Del Reino de Asturias al Reino de León
reconozca también la existencia de “prácticas socio-económicas” de tradición
romana, sobre todo antes del año 500. La edificación de villas y los intercambios
con otros lugares más o menos distantes constituiría una prueba de ello, y lo
mismo podría decirse de la influencia de lo romano en la posesión de tierras. Ello
le lleva a concluir también que en esta región, al igual que el Pallars, Navarra y
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Urgell, existía un campesinado independiente, si bien socialmente minoritario .
Otro capítulo importante de discrepancias con las tesis centrales de A. Barbero
y M. Vigil se refería a la posición de los ástures frente al Cristianismo durante
los siglos altomedievales anteriores a la presencia del Islam en la Península. Y en
este apartado existe ya un consenso generalizado para adelantar el proceso de
evangelización, más o menos profunda, a la época tardo imperial. Se suele decir
que la presencia socio-económica y política de Roma, la dominación del Impe-
rio en definitiva, llevaba aparejada habitualmente la del Cristianismo, aunque
su implantación en la vida social de los pueblos indígenas no fuera profunda y
coexistiera con mil formas de religiosidad indígena, un fenómeno, por lo demás,
que pervivirá durante mucho tiempo, por no decir que en ambientes campesi-
nos poco desarrollados no desapareció todavía .
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La emergencia de poderes locales en la sociedad asturiana tardo-
rromana y altomedieval. Las comunidades rurales.
Resulta difícil entender los comienzos y la evolución del Reino Asturiano, si nos
tenemos a una lectura literal de los textos cronísticos. Pudiera parecer que en
Cangues d´Onis, después de la “prodigiosa batalla” de Cuadonga, comenzaba
con normalidad la nueva realidad política de una monarquía destinada a con-
seguir la “salus Hispaniae”, si bien es cierto que su cabeza visible, Pelayo, lleva
solo el título de “princeps” (Pelagium principem elegerunt). Las cosas tuvieron que
ser de otra manera y suceder en estricta coherencia con el pasado histórico y la
social de región o provincia a comienzos del siglo VIII.
La decadencia y la ruina definitiva del Imperio a lo largo de los siglos IV-V, fue un
acontecimiento muy complejo y trascendental para todos los pueblos europeos,
de cualquier origen o raigambre que fueren. Para las regiones del noroeste pe-
ninsular también y en igual medida para las comarcas asturianas y cántabras,
en las que el dominio imperial había sido una realidad innegable y muy densa.
Prácticamente sin ciudades que pudieran seguir articulando las entidades po-
21. Chris Wickham, Una historia nueva de la alta Edad media. Europa y el mundo mediterráneo. 400-800, Barcelona, 2008 (ed. inglesa, Oxford
University Press, 2005), pp.335-339; 485, 829.
22. F. J. Fernández Conde, “Cristianización y simbología del poder en la época de la monarquía asturiana”, La época de la Monarquía Astu-
riana ( Actas del Simposio celebrado en Covadonga (8-10 de octubre, 2001), Oviedo, 2002, pp. .263-294. Id., “Lugares de culto en Asturias
durante la época de transición”, Asturiensia Medievalia, 7, 1993-94, 31-55.
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