Page 113 - Valdediós
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F. Javier Fernández Conde
blacionales y los establecimientos romanos de distinto rango, el único resto de
municipalidad que parece quedar en el siglo VIII era Gijón, la ciuitate Gegione de
la redacción Ad Sebastianvm, los poderosos de aquella ciudad habrían abando-
nado la tutela de sus murallas para establecerse en el entorno cercano (Veranes,
Cenero, Ranón, Curiel) ,. De hecho, puede ser significativo que Munnuza, el jefe
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de los musulmanes que recalaron en estas latitudes, tratara de situar un centro
administrativo rudimentario en dicha ciudad, la única con Vadinia que había
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llevado tal título durante la presencia de Roma. Desde el siglo V, las “villae” ro-
manas habrían ido perdiendo progresivamente sus funciones administrativas y
productivas en los diferentes territorios asturianos y los titulares de las mismas,
en general los magnates que representaban el poder del Imperio, sin cobertura
política de ninguna clase ya, campearían a su anchas o abandonarían, sin más,
aquellos escenarios tan excéntricos geográficamente, para asentarse en otras
latitudes o formaciones socio-políticas emergentes. Los jefes locales de la re-
gión asturiana, indígenas en su mayoría y muchos muy romanizados seguramen-
te, los interlocutores que Roma había utilizado para hacerse con los excedentes
de la producción de los naturales de la tierra, como se indicaba más arriana, sin
excluir que también hubiera entre ellos algún representante de la vieja nobleza
visigoda, libres de cualquier control superior que pudiera exigirle algún tipo de
tributación entre otras cosas, comenzarían extender el ámbito de su domina-
ción sobre comunidades locales, iniciándose de algún modo relaciones de de-
pendencia que cristalizarían, como en muchas partes, en un sistema nuevo de
explotación, el feudalismo, llamado a perdurar muchos siglos . En este contexto
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se podría entender perfectamente la extraña rebelión de los siervos o campe-
sinos sometidos, los -libertini de la redacción más culta- durante el reinado de
Aurelio:
“Tras la muerte (de Fruela: (+768) le sucedió en el reino su primo Aurelio. En su tiempo los
hombres de condición servil se levantaron en rebelión contra sus señores, pero, vencidos por
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la diligencia del rey, fueron reducidos todos a la antigua servidumbre” .
Con todo, parece muy temerario pensar que se pasaría de un modo de produc-
ción, el esclavismo, a otro de una manera mecánica y sin sobresaltos. Ya se ha in-
sinuado más arriba, siguiendo las tesis de Sastre Prats, que Roma no había teni-
do necesidad de convertir a los indígenas en esclavos aunque todo su sistema de
dominación se desarrollara dentro de dichas pautas. Por otra parte, habría segu-
23. A. García Álvarez-Busto, “Poder y poblamiento en el territorio Gegione (Asturias)n durante el Altomedioevo”, Territorio, Sociedad y
Poder, 1, 2006, 129-156.
24. La Vadinia de la región de los Vadinienses, en el oriente de Asturias, no se conoce como ciudad propiamente dicha. La cita Ptolomeo
en el siglo III. Siempre se supuso que era un término, puramente formal, de los romanos, un “titulus sine re”, para denominar la realidad
social de aquella comarca. En la actualidad X.Ll. García Arias, desde supuestos toponímicos, sugiere una identificación concreta: Benia, la
capital del concejo de Onís: Toponimia Asturiana. El porqué de los nombres de nuestros pueblos, ed. La Nueva España, Oviedo, pp. 20, 541.
25. J. A. Gutiérrez-González-I. Muñiz López, “Reflexiones sobre los centros de poder en el Asturorum Regnum. De las Crónicas al paisaje”,
Sulcum sevit (Estudios en homenaje a Eloy Benito Ruano), I, Oviedo, 2004, pp. 333-372.
26. CA., pp.136-137 y 210-211.
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