Page 411 - San martín del Rey Aurelio
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sus famosas antenas, le salvaron, porque ese barco llegaría a Francia,
en tanto que el “Montseny”, aunque su motor no fallase, sería inter-
ceptado en alta mar por el “Almirante Cervera” y obligado a poner
proa a Ribadeo, donde sus pasajeros serían detenidos, algunos con
fatales consecuencias para ellos.
México, tierra de acogida.
Desde Francia, a donde arribó su barco salvador, Ovidio Gondi volvió
a España por Cataluña, donde pasaría la segunda parte de la guerra
y apuraría las hieles de la derrota, que, su caso, conllevó el exilio, en
compañía de su mujer, la gijonesa Rita Martínez, que se encontraba
embarazada de su primer hijo. Los primeros días en territorio francés
fueron muy duros, en unos campos de refugiados que más bien pa-
recían campos de concentración. La oferta del presidente mexicano,
Lázaro Cárdenas, de acoger a parte de ese exilio abrió una puerta a la
esperanza que Gondi y su esposa se decidieron a trasponer. El 26 de
mayo de 1939 se encontraban entre los 1700 pasajeros que, a bordo
del “Sinaia” partían del puerto de Sête en dirección a México. Diecisie-
te días después arribarían a Veracruz. Nueve días más tarde Rita daría
a luz a su primer hijo, una niña a la que pondrían de nombre Anita.
Más tarde el matrimonio tendría otro vástago, Mauricio.
La primera ayuda al llegar a Veracruz la recibió Ovidio Gondi de su
amigo Loredo Aparicio, que había sido colaborador suyo en la revista
“Orbayo” y que ejercía por entonces de cónsul de la exiliada Repú-
blica española. Instalado luego en México capital, Ovidio empezó a
escribir de asuntos internacionales en una revista, propiedad de los
hermanos Moheno, “muy reaccionarios pero muy buenas personas”,
según contaría el propio Gondi a Alejandro Pescador, en una entrevis-
ta que publicó “La Voz de Asturias” en 1982, en la que dio abundantes
detalles de su peripecia americana. Llevaba dos años trabajando en
esa revista cuando un día Abaytua, un periodista español amigo suyo,
le dijo que Martín Luis de Guzmán estaba reclutando gente para una
revista de calidad de estaba a punto de lanzar. Necesitaba alguien
para la sección internacional y Abaytua pensó que Ovidio Gondi po-
día ser esa persona. Se lo dijo y concertó una entrevista con Martín de
Guzmán. Antes de acudir a ella Ovidio Gondi pasó por un café donde
un amigo, recién llegado de España, se había citado con él para en-
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