Page 31 - Miradores y Pueblos del Concejo de Ponga
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Si el día amanece soleado, se disfruta del sol desde que sale hasta que se pone, y la noche
        nos permitirá, acercándonos al mirador del Cantu la Xerra, contemplar un cielo cuajado de
        estrellas e incluso pedir algún deseo ante una estrella fugaz.


        Son muchos los recuerdos de una infancia feliz, juegos compartidos: el cascayu, tres marinos
        a la mar, la comba….  y tantos otros. El “arroz con pollu” que mi madre cocinaba el día que se
        mataba el “Gochu”, el olor a hierba seca, el sabor de la leche recién ordeñada….
        Añoranza de tanta gente que ya no está y a la que recuerdo compartiendo tareas como
        la  matanza,  la  “esbilla”  del  maíz…Había  poca  riqueza,  pero  sí  mucha  solidaridad.  Y  todo
        ese espíritu de solidaridad se ha ido transmitiendo de generación en generación hasta la
        actualidad.


        Los vecinos de Cazo, nacidos allí o no, siempre se muestran dispuestos a participar en las
        actividades que se propongan para la mejora del pueblo.


        Cuando llega la primavera el pueblo va cobrando vida, no sólo por los que van llegando sino
        porque se llena de flores, con las que todos los habitantes ornamentan sus casas.
        Hay una cita obligada todos los años, que es la festividad de su patrona, la Virgen de las
        Nieves, que se celebra el 4 y el 5 de agosto. Todos colaboran en la organización, montaje y
        desarrollo de los distintos actos, para que el pueblo esté limpio y en las mejores condiciones
        para el disfrute de todos.


        En el local social de la antigua escuela hay una exposición de fotos antiguas como homenaje
        al  trabajo  de  nuestros  antepasados  y  para  que sirva  de  recuerdo  a  las  generaciones
        venideras.


        Los aficionados al senderismo encuentran muchos lugares para practicarlo o simplemente
        pasear; todas las rutas pueden ser realizadas por la mayoría de las personas, sin necesidad
        de poseer una forma física especial; son senderos locales de pocos kilómetros, y fácil
        dificultad que lo único que requieren es un calzado cómodo.


        Los ochocientos metros que separan Cazo de la iglesia parroquial, constituyen un paseo
        relajado al atardecer y que con un poco de suerte nos permitirá ver algún zorro, ciervo o
        jabalí.


        Llegados a la iglesia, encontramos una senda hormigonada que llega hasta el pueblo de
        Sellaño  y  desde  allí  por  la  carretera  volveremos  a  Cazo;  este  camino  circular,  tiene  una
        pendiente acusada, pero nos permite elegir subir o bajar.
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