Page 35 - Miradores y Pueblos del Concejo de Ponga
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más oscuro e intenso.  Esas mismas hojas son las que el otoño volverá primero amarillas,
        luego  naranjas  y  finalmente  marrones  y  que  se  quedarán  en  el  árbol  todo  el  invierno,
        protegiendo los brotes de las nuevas hojas, para finalmente caer pocas semanas antes del
        brote de las nuevas hojas.


        Y si hablamos de parajes bellos y abruptos, debemos decir que la montaña de Ponga es una
        montaña viva y para disfrutarla sólo hace falta estar dispuesto a caminar y poner los sentidos
        en la contemplación y el goce de todo lo que puede verse. Por ejemplo, para quienes gusten
        de la soledad, pocos lugares hay mejores para escuchar el silencio que los puertos de Viañu,
        al pie de Peña Pileñes, Para mirar y llenarse los ojos de belleza, está la collada Nochendi, la de
        Baxeñu, la collaína de la Braña la Llera y tantas otras más.


        Sin embargo, para buscar un camino fácil de andar, dentro de los innumerables rincones de
        Ponga, querría referirme con especial atención a uno respecto al cual abundan las noticias
        históricas y los testimonios que muestran como la geografía es y ha sido Geografía viva,
        lugar de encuentros y vía de comunicación, como es el puerto de Ventaniella, verdadera
        puerta de Castilla para el oriente de Asturias.


        Cualquier persona interesada en la naturaleza puede disfrutar de una excursión “entre lo
        visible y lo invisible”, de la que vamos a comentar algunos aspectos de interés.


        Cogiendo la pista que sale algo antes de Sobrefoz, en dirección Ventaniella, vamos
        ascendiendo con comodidad, por la margen derecha del “verdadero” rio Sella, actual río
        Ponga en los mapas. Ya Jovellanos en sus diarios nos da cuenta de que el rio Sella nace al pie
        del puerto de Tarna y ese río es el que estamos viendo. Además, las abundantes referencias
        históricas  al  Sella  son  a  este  río  y  no  al  que  ahora  lleva  ese  nombre,  que  al  discurrir  por
        parajes inaccesibles antes de abrir la carretera del Pontón, no pudo ser lugar transitado en el
        pasado. Por si fuera poco, el río pasa por Sellaño, topónimo que revela claramente cual el río
        que pasaba por allí.  Como los ponguetos somos buena gente, no nos ofendemos por este
        “robo del verdadero Sella”, pero conste que esta es la verdad.


        En segundo lugar, señalar que estos parajes por que caminamos, cruzando un extraordinario
        bosque de hayas, fueron en el pasado lugar de paso de las legiones romanas y, antes que
        ellas, lugar de paso y residencia de nuestros antepasados vadinienses.


        Desde antes de la  época romana, los astures vadinienses , asentados a ambos lados de
        la cordillera, poblaron estos parajes y guerrearon contra el Imperio romano, para luego
        integrarse en él. Testimonios de esta presencia tenemos abundantes, especialmente lápidas
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