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y de la apicultura, Santa María la Real de Tanes, Santa Cruz de la Real
en Caleao, el puente medieval de Campo, su río Nalón (que nace en
Tarna), la Cueva Deboyu, sus queserías, etc. Mucho que ver y mucho
que comer. La gastronomía de la zona bien merece un homenaje.
Los callos del Linares, los guisos de la Encruceyada y Casa Zulima, los
platazos de L´ Oteru, el cabrito y los pimientos rellenos de Carlos en
La Campa, el pote, la fabada y la carne en La Tropical de Jandro y
familia, el embutido de buey y el picadillo del Arniciu… No se lo cuente
a nadie, y tampoco que en febrero hay jornadas gastronómicas de
la caza.
Caso y el Parque Natural de Redes será sin duda, pronto, un lugar
a descubrir para muchos asturianos y para muchos turistas. El reto
está ahí y parece que la mesura puede ser la mejor solución. Las ad-
ministraciones deben velar para que ese rincón verde del Principa-
do siga siendo un precioso y tranquilo Parque Natural, y para que al
mismo tiempo los casinos (sus hoteleros, hosteleros, comerciantes…)
puedan desarrollar su trabajo y mejorar sus condiciones de vida. La
mejora de las comunicaciones son una asignatura pendiente, como
el plan de usos del embalse de Tanes… Porque hay que guardar el
equilibrio para proteger el medio ambiente, ese maravilloso lugar
donde viven 1.500 y que otros pocos también hemos aprendido a
amar y a disfrutar. Ya sabe, hay que hacer más Caso, pero no se lo
diga a nadie. Que no salga de aquí.
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