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Para concluir voy a referirme brevemente a tres costumbres socia-
les que aún se mantienen en nuestros días, pero con un significado
menos intenso que el que tuvieron en el pasado.
La “palmada”, era el simple apretón de manos que significaba la
conclusión de un trato verbal y el consentimiento en obligarse de
las partes. Íntimamente relacionado con esta costumbre, podemos
mencionar la “robla” o celebración del contrato, que consistía en
que los contratantes y los testigos se tomaban algo juntos como
acto de celebración del mismo.
Y por último, comentar el “ramo” que se colocaba en una casa una
vez finalizada su construcción; con dicho ramo también se adorna-
ba el último carro de hierba seca en la época de recogida y simbo-
lizaba por tanto, la conclusión de un laborioso trabajo.
Aprovecho para poner el ramo en este breve recorrido por nuestro
pasado casín, y espero que este recordatorio sirva para dar a co-
nocer algunas de las arraigadas costumbres de nuestros pueblos y
refrescar la memoria de los que lo han vivido.
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