Page 252 - CASO
P. 252
del dinero a los inutilizados en la campaña contra los insurgentes.
Por sus muchos servicios fue condecorado con la Cruz de Isabel la
Católica.
Otro casín relevante emigrado en el siglo XIX fue el senador Patricio
Sánchez González (Tanes, 1843), residente en el lugar de Guanajuay.
Debió alcanzar una notable posición económica pues alcanzó el
acta de diputado provincial por el distrito de Mariel y posteriormen-
te llegó a sentarse en Senado español, representando a la provincia
de Pinar del Río en los bienios 1893-94 y 1896-98. Ocupado también
en la milicia en su lucha contra los rebeldes, llegó al grado de Coro-
nel de Voluntarios. Fue benefactor de su aldea natal de Tanes. Una
mancha es su vida es su posible implicación en la muerte del go-
bernador de la Isla, general Manuel Salamanca (1890), como autor
intelectual de su envenenamiento; Salamanca se sintió indispuesto
en un balneario al que había sido invitado por Sánchez y falleció a
los pocos días, cobrando visos de realidad la sospecha de que este
lo ordenaría en desacuerdo con la política que el gobernador es-
taba llevando frente a la corrupción en la isla y de apaciguamiento
con los rebeldes; conjetura que plantea el cubano Julio A. Carreras,
quien vincula al senador casín con sector más ultramontano de la
colonia.
Pero si hay un personaje de la emigración casina en esos finales del
siglo XIX que es sin duda pintoresco y que contrasta con todos de
cuantos tenemos noticias, este es José Aniceto Acebo Quintana (El
Campu, 1867). Emigró a Cuba a los 18 años huyendo de la miseria de
la época y del servicio militar, reclamado por un tío en la provincia
de Santa Clara, donde comenzó a trabajar como peón en el azúcar.
En plena guerra de Cuba, en la primavera de 1895, se echó al monte
por desavenencias con los celadores del ingenio donde trabajaba
y se pasó al campo revolucionario. Su vida militar fue corta, aunque
ya había alcanzado el grado de teniente por méritos de guerra en
el bando mambís; el 11 de noviembre de aquel año fue capturado en
la provincia de Las Viñas, juzgado el día de nochebuena y fusilado el
día 26 de diciembre; tenía 28 años, casado y cuatro hijos. Así terminó
la aventura del casín que se equivocó de trinchera. Para la Cuba de
hoy es considerado un héroe, elevado a grado de coronel, existien-
do calle con su nombre y una lápida en el lugar de su fusilamiento
en Cienfuegos. Pero para las informaciones de la época desde el
252