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de La Palanca y las peñas de Mugalendi, todas tierra in habitable por ser peñas”.
        Sellar y Merecueria son arranques del frondoso hayedo de Redes. Madoz, en su
        Diccionario Geográfico, Histórico y Estadístico de España, (1845-50) también recoge
        el término Redes y la propia “Catalogación de montes públicos exceptuados de la
        desamortización” lo certifica en 1862.


        Sería,  entonces,  Redes  la  denominación  tradicional  e  histórica.  Y  cuentan  que
        se llamó Reres extensivamente al Coto Nacional de Caza, por un simple error
        tipográfico en el Boletín Oficial del Estado. La Ley 4 de septiembre de 1943
        sobre ordenación de la caza en determinados concejos de Asturias establecía la
        creación de nueve cotos, uno de los cuales tendría carácter de nacional adscrito a
        la Dirección General de Montes, Caza y Pesca Fluvial del Ministerio de Agricultura,
        siendo adjudicados los restantes mediante subastas decenales, mas no indicaba
        cual habría de ser éste. Será posteriormente, en el “Reglamento del Coto Nacional
        de Reres o Brañallagones” (BOE, 18.12.1945), cuando aparezca la grafía Reres. De tal
        manera Redes, que desde tiempo inmemorial señalaba a un monte, se extendió en
        la forma Reres al Coto Nacional de Caza, divulgándose exponencialmente su uso a
        la velocidad del prestigio cinegético que iría adquiriendo la comarca que abarcaba;
        y así sucedió durante cincuenta años.
        Con la creación del Parque Natural en 1996 se recupera el vernáculo Redes,
        haciéndolo extensivo al mismo, aprovechando el renombre que gozaba el coto de
        caza. Desde entonces ha ido paulatinamente consolidándose, hasta considerarse
        hoy sinónimo de excelencia turística, aunque, en puridad, designe expresamente
        a uno de los más espectaculares hayedos del continente europeo que continúa,
        sin embargo, figurando como Reres en el Catálogo de Montes de Utilidad Pública,
        actualizado por el Principado al año 2020.

        EN EL CAMPO BASE: BEZANES.
        Para llegar a la Vega de Brañagallones puede partir el viajero desde Bezanes,
        caminando -como buenos montañeros-, en vehículos 4x4 preceptivamente
        autorizados, en bicicleta, a caballo... o en el “Taxi al paraíso” de Rafa Fernández,
        puntal imprescindible para que pueda ser disfrutada por todos aquellos a
        quienes el trayecto (unos 21 km ida y vuelta) pueda resultarles fatigoso. Viajar
        con Rafa en esa especie de tren turístico movido por un potente tractor, con
        capacidad para transportar diariamente a treinta y ocho personas, es una
        experiencia gratificante; mientras nos va informando por megafonía acerca de
        los cambiantes horizontes por los que iremos transitando, su flora y su fauna, las
        ancestrales costumbres, la agreste geografía que nos envolverá, la hora del viaje
        se nos hará corta.

        Bezanes, a unos 650 metros de altitud, con su arquitectura de montaña, sus hórreos
        -algunos erróneamente etiquetados como belluscos- y sugerentes rincones, es una
        aldea atractiva que celebra dos fiestas, una feria de ganados que aún se mantiene,
        y un campeonato mundial de madreñas que dignifica jovialmente nuestro calzado,

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