Page 35 - Valdediós
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Isabel Ruiz de la Peña
con crucería simple que emplea los nervios abocelados, salvo en el tramo del
crucero en el que se dispuso una bóveda más compleja, pero en ningún modo
pueden considerarse góticos (FOTO 8). Y las bóvedas de cada tramo se indivi-
dualizan mediante arcos fajones ligeramente apuntados que descansan en los
pilares, prolongándose en semicolumnas truncadas que arrancan de ménsulas
denominadas cul de lamps.
Los tres ábsides cubren sus tramos rectos con bóvedas de cañón ligeramente
apuntadas y los semicirculares con bóvedas de horno reforzadas por nervios
radiales de perfil moldurado. Ambas cubiertas arrancan de líneas de impostas
corridas y se separan por arcos fajones moldurados con la clave decorada, que
descansan en semicolumnas con capiteles esculpidos. La capilla de la Epístola
alberga un bello altar románico formado por una mesa rectangular que apoya
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en cuatro columnillas con basas áticas y capiteles esculpidos , reforzada en el
centro por un pilar de traza moderna.
La escasa ornamentación escultórica del interior del templo se concentra en los
capiteles y ménsulas de los pilares de la nave central y obedece los criterios de
la orden bernarda. Ésta se ciñe a motivos geométricos y vegetales, resultando
más austera que la que presenta al exterior, excepto en algunas ménsulas escul-
pidas con máscaras expresionistas. El repertorio muestra grandes hojas a modo
de palmas, entrelazos perlados, hojas acorazonadas, hojas de roble en el arco
triunfal, volutas y frutos, así como entrelazos en los que se inscriben pequeñas
cuadrifolias. Esta variedad vegetal es común a los templos monásticos de San-
doval y Gradefes, y tuvo repercusión en las iglesias del entorno de Valdediós.
Muy probablemente el interior estaría pintado de blanco, y las ventanas cubier-
tas de cristales translúcidos sin colorear, para conseguir un espacio dominado
por la luz clara.
En resumen, la iglesia de Santa María de Valdediós mantiene plenamente los
principios de la orden: simplicidad de la ornamentación, abovedamiento com-
pleto y limpieza en el trabajo de la piedra. Por estas razones, aunque más sen-
cillas que las iglesias cluniacenses, las del Císter son costosas y no dan ninguna
impresión de pobreza.
A comienzos de la época moderna (1515) la comunidad se unió a la Congrega-
ción de Valladolid y siete años después un virulento incendio arruinó las depen-
dencias monásticas medievales, que serán objeto de reconstrucción en el trans-
curso de esta centuria. Así, en la década de 1580 el libro de fábrica del cenobio
30. Etelvina Fernández González, “Sobre el altar en la Edad Media asturiana”, Asturiensia Medievalia, núm. 5, 1986, pp. 55-73.
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