Page 40 - Valdediós
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Villaviciosa es Arte
a ellos es interesante la inscripción de San Andrés de Valdebárcena, empotrada
en el muro Sur del cabildo parroquial.
Las plantas y elementos arquitectónicos mantienen unas tipologías propias de
las construcciones medievales del ámbito rural: predominio de plantas de una
sola nave con cabecera cuadrada y cubiertas de armadura de madera, excepto
en los ábsides, que cubren con bóvedas de medio cañón, o cañón apuntado en
el caso de las de testeros rectos, o de cuarto de esfera en edificios de mayor ca-
lidad con ábsides semicirculares. Constituyen excepciones a esta pauta los dos
templos de mayor riqueza en nuestro territorio: la parroquial de la villa, Santa
María de Concejo, y sobre todo la iglesia cisterciense de Santa María de Val-
dediós, cuyo impulso regio sin duda contribuyó al levantamiento de un templo
ajeno a los de su entorno más inmediato, y vinculado a las grandes fábricas cis-
tercienses del noroeste peninsular.
Junto a la arquitectura, otra de las características por las que despunta el patri-
monio constructivo del territorio de Villaviciosa en torno al 1200 se debe a la ri-
queza y variedad de la decoración escultórica e iconográfica que se despliega en
portadas, aleros, vanos y capiteles. Si bien encontramos una clara jerarquía en
la destreza de los talleres implicados, sorprende la presencia de escultura –ya
sea vegetal o figurativa- en casi todos los templos románicos del concejo. Junto
a ella, debemos también reseñar la excepcionalidad de los relieves y calados de
las celosías altomedievales de Valdediós, Bedriñana, Priesca y Puelles, así como
la pervivencia de pintura mural en algunos de ellos.
Pero en una revisión del paisaje artístico de la tierra de Maliayo en época de
su fuero, no debemos dejar aparte la mención a los objetos de arte mueble que
vestirían las iglesias con mayor o menor lujo, en función de la riqueza de los fe-
ligreses y/o de la generosidad de las élites sociales del lugar. Si bien apenas se
conservan piezas de orfebrería, textiles o mobiliario, debemos recordar aparte
de las dos tallas románicas mencionadas, la donación de la excepcional Cruz de
Fuentes a esta iglesia por parte de una mujer, Sancha González, cuya memoria
recuerda la inscripción de su reverso.
Finalmente, si bien, como suele ocurrir, en el panorama constructivo de cual-
quier comarca medieval suele predominar el patrimonio religioso, no debemos
olvidar que para completar esta rápida aproximación, debemos pensar también
en las construcciones civiles, apenas conservadas, como la muralla y el callejero
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de la villa, los hospitales, puentes y las viviendas.
41. Estudiadas recientemente a partir de la documentación conservada por Álvaro Solano Fernández-Sordo, De Maliayo a Villaviciosa,
cap. VIII, pp. 435-489.
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