Page 489 - San martín del Rey Aurelio
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P.- ¿Qué opinión tienes sobre los reyes de España?
            R.- Yo he sido, soy y seré republicana hasta que me muera. No tengo
            nada personal contra los reyes, ni mucho menos odio, pues el odio
            no sirve para nada, pero defiendo a la República con la misma fuerza
            que defiendo las ideas socialistas

            P.- Antes de terminar esta entrevista quiero plantearte una curio-
            sidad personal, Ángeles ¿cómo fue que decidiste escribir tus me-
            morias? Siempre cuentas que como tantos otros niños de tu época
            no pudiste ir mucho tiempo a la escuela…
            R.- Cuando mis hijos crecieron, sin decírselo a nadie, ni siquiera
            a Chano, mi marido, pensé que algunas de nuestras vivencias no
            podían quedar definitivamente en el olvido, que a las personas de
            mi generación nos habían robado muchas cosas, entre ellas buena
            parte de la infancia, también la juventud… (y mientras habla, a esta
            mujer resistente, plena de dignidad, los ojos se le llenan de agua,
            de recuerdos que parecían perdidos). Yo era, como tanta otras,
            una joven normal a la que le gustaba bailar, leer y divertirme, pero
            los fascistas lo cortaron todo de raíz con el golpe de estado con-
            tra la República. Y luego está lo que te decía al principio de esta
            entrevista, que nunca he podido superar el dolor de ver cómo sa-
            caban  de  la  cárcel  a  aquellas  mujeres  que  estaban  presas  como
            yo, simplemente por defender la libertad y la democracia, algunas
            eran amigas, otras simplemente conocidas, pero todas sufriendo
            la represión. Sé que es muy difícil expresar esos sentimientos con
            palabras, pero tenía la obligación de contarlo, para que se las recu-
            erde, sin rencor, claro, pero por justicia y por memoria, para que no
            vuelva a repetirse. Por eso escribí entonces mis memorias, y luego
            otro libro más, “Las sorpresas de Maricuela” (2), una vez regresé
            definitivamente a Asturias. Quiero ser su voz y eso es lo que me da
            fuerzas para vivir.


















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