Page 493 - San martín del Rey Aurelio
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lización que los acompañaron fueron similares. Cabe imaginar en-
tonces a Santa Bárbara como una arcadia feliz en el inmovilismo de
su ruralidad, que de repente fue violentamente sacudida por unas
alteraciones en su forma de vida que, según describe Palacio Valdés
con una prosa ampulosa que no ha resistido el paso del tiempo, la
llevaron a la pérdida de la inocencia. En cualquier caso, y al margen
de los nostálgicos para los que cualquier tiempo pasado fue mejor,
si dejamos de lado los daños medioambientales y la degradación
del paisaje que ello conllevó, la industrialización y la minería trajeron
como consecuencia la entrada en la modernidad del valle, con el en-
riquecimiento general consiguiente tras una ardua lucha en pos de
mejoras en las condiciones de trabajo, la emancipación de la tutela
de la Iglesia que hasta entonces imponía su visión sobre el modo de
vida de las gentes del valle y el surgimiento de una solidaridad entre
la clase trabajadora cuya fuerza significó un paso adelante en la de-
mocratización de la sociedad.
No obstante, todo en la vida es cambiante y lo que en un momento
supuso un impulso de tremenda magnitud, en el momento actual es
una rémora de la que es necesario desprenderse. En el curso de la
historia hemos asistido a través de los siglos, ya desde el neolítico, a
numerosos cambios de paradigma de las bases económicas que con-
cedían ventaja a unas sociedades sobre otras. El acelerado desarrollo
experimentado en los dos últimos siglos ha ido cabalgando a lomos
de cuatro revoluciones industriales y la globalización consiguiente,
de forma que ahora que estamos en la revolución científico-tecnoló-
gica, los residuos de lo que constituyeron elementos nucleares de la
primera resultan groseramente anacrónicos y, además, altamente no-
civos para el medio ambiente. De esa forma, el círculo se cierra y, en
ausencia de otra alternativa, la antigua arcadia resucita, mientras que
la producción de riqueza y, consiguientemente, la demografía caen en
picado. Solo nos queda esperar que, después de tantos errores come-
tidos, tantos recursos mal empleados para transformar la economía
de los valles mineros, haya una apuesta decidida por la formación en
aquellas materias que nos conecten con la revolución digital, una pla-
nificación inteligente por parte de nuestros gobernantes y la asunción
de riesgos por parte de un empresariado más dependiente en nuestra
región de la subvención que del verdadero emprendimiento.
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