Page 512 - Gamoneu

El queso Gamonéu en la historia
Uno de los muchos que tienen que ir a la emigración.
Antonio Posada Asprón, es hijo y nieto de pastores. Además, tiene una experiencia,
que nunca debemos olvidar muy común en los vecinos de Onís. Con unos 30 años,
después de casarse con Felisa Gutiérrez Robellada, emigro como tantos vecinos de
Onís hacia Europa. Obligado ya por las circunstancias del exceso de población del
concejo, la cual tenía que abrirse camino fuera del concejo. La casería de su madre
no producía tanto para todos los hermanos. Algunas de sus hermanas emigraron a
Venezuela, otra a Gijón. Una vez casado con Felisa, los hermanos de está también
necesitaron emigrar a la Alemania Federal.
Allí tan cómo me contó en muchas ocasiones, hacia no horas extraordinarias,
duplicaba la jornada en dos empresas. Ahorraba lo máximo posible, emigra solo ya
casado, incorporándose su mujer Felisa Gutiérrez. Habían dejado en La Robellada a
su hijo mayor José Antonio con su abuela Manuela y su tío soltero Enrique. Allí tienen
la segunda hija Felicidad, retornando al pueblo y tienen el tercer y definitivo hijo
Ángel.
Aquellos años de esfuerzo y ahorro, les permiten comprar alguna finca y hacer una
vivienda nueva, junto a su cuadra, ya estaban preparados para toda una vida de trabajo
y esfuerzo. Hay que destacar que las siempre olvidadas mujeres, Felisa es una de las
mujeres más trabajadoras del campo que conozco.
De nuevo pastor.
Antonio ejerció de pastor hasta la edad de 85 años (en varias ocasiones me había
comentado que seguiría en Vegamaor hasta la edad de su abuelo) todo indica que,
para Antonio, fue una especie de hito que tenía que cumplir. Afortunadamente supera
la edad de su abuelo, si mis cálculos no fallan, tiene 92 años, el próximo mes de abril
cumplirá 93.
Para llegar a Vegamaor se empleaban desde La Robellada, unas cinco horas y media,
en ocasiones se subía y se bajaba en el día. Se subía al Puerto Alto por San Juan (24
de junio) y se bajaba por la virgen de La Esperanza el 3º domingo de septiembre.
Esta festividad aun no siendo la patrona de La Robellada, lo es a todos los efectos san
Antonio, nombre que da a la parroquia, sin embargo, siempre fue muy celebrado. Con
12 años ya ordeñaba las ovejas.
Los alimentos en la vega.
Para comer las patatas guisadas, no utilizaban aceite, es obvio en postguerra su precio
era altísimo y racionado. Solamente se podía adquirir el del estraperlo. Tengo la misma
versión del derretir las lonchas de tocino, los torreznos para conseguir la grasa para el
refrito, del que fue pastor de Demués Amable Iglesias Alonso.
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Por la mañana siempre se desayunaba harina de maíz cocido con leche. Las llamadas
polientas o en Onís “pulientas”. Si se le podía agregar algo de manteca disuelta ya
era un manjar. El almuerzo acostumbraba a ser siempre unas patatas con un poco
chorizo. Rara vez se les echaba un puñado de arroz.
A la cena se hacía torta, con la cual se acompañaba de leche y manteca. Si se disponía
de algo de queso, también complementaba las comidas. El ciclo de la dieta era
bastante repetitivo y monótono. Patatas, arroz, chorizo, harina de maíz y poco más.
Se frecuentaba tomar café con moderación debido al precio. Café naturalmente de
puchero y colado con manga. El vino escaseaba bastante, rara vez se tomaba.
Jornada por la mañana, cuidar los corderos que no se mamasen, ahora se hace que no
mamen a partir del primer día de junio (precisamente cuando se abría el puerto para
la reciella) después ya se aguantaban un poco más mamando, hasta el día de San Juan
el 24 junio.
Una tarea imprescindible siempre fue ir a buscar leña para la cabaña. Su abuelo lo
hacía con el caballo, considerar que siempre estaba la leña bastante lejos. El acarreo
con burro o en su caso caballo, aligeraba bastante la tarea.
Elaborando queso Gamoneu.
El queso hasta lo mínimo septiembre u octubre se dejaba madurar en el Puerto, nunca
se bajaba fresco. Tenía que fermentar allá. El problema era “la mosca” la que después
se reproducía en gusanos, atacando al queso. Después se llevaba a la mejor cueva
posible o la que existiese. La cueva se repartía por zonas o rincones entre los pastores
de la vega. Cerrándola después muy arcaicamente con unas piedras.
Las ovejas se recogían por la tarde y por la mañana, acudían por la “tardina” antes del
ocaso, se mecían hasta agosto y después se dejaban de ordeñar. Las ovejas dormían
en la vega en zonas un poco más altas. Por medio del reclamo de darles la sal, se
encerraban en la cuerres para el ordeño. Por la mañana se volvían a encerrar, temprano
muy temprano antes que se fuesen a pastar. Después ya se soltaban para pastar por las
zonas propias para las ovejas.
El lobo Antonio cuando tenía los mastines no tenía ningún problema, era un buitre la
que le indicaba el lugar de las reses muertas por el lobo,
Hay una tendencia, de las últimas décadas, digamos medio siglo, a no hacer referencia
a otro producto esencial de la renta de la leche: La manteca. Más adelante avanzare
algo explícitamente.
Siempre contó Antonio con el concurso y la ayuda de su hijo José Antonio Posada
Gutiérrez, mejor dicho, ambos formaron un excelente equipo. A José Antonio (Toño)
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