Page 16 - Virgen del Camino
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organizaciones eclesiásticas disputas poco evangélicas, celotipia y, sobre                       que los frailes las sobrellevaban con paciencia”, dice uno de los testigos del
        todo, propósitos poco eclesiales en la pastoral, en el intento de cultivar cada                  proceso de canonización. “Concedía fácilmente dispensas a los frailes - de
        uno su huerto. ¡Qué lejos todo eso del estilo de santo Domingo!                                  las constituciones -, pero él no se dispensaba nada”, dice otro testigo. Juan
                                                                                                         de Navarra en sus declaraciones en el proceso de canonización apunta algo
        5. Hombre compasivo                                                                              que es ejemplo de delicadeza: “Igualmente dijo que siempre le vio estar

        5.1. Pero esa ecuanimidad, dice Jordán, se turbaba ante el dolor ajeno. La                       alegre en presencia de los hombres, pero en sus oraciones con frecuencia
        compasión, la misericordia se apoderaban de él. Entonces podíamos decir                          lloraba. Y esto lo sabe porque lo vio, y oyó llorar”.
        que la angustia ante el dolor le podía. Su ecuanimidad era inalterable, a no                     7. Decidido
        ser cuando se turbaba por la compasión y la misericordia hacia el prójimo.
                                                                                                         El repaso que vengo haciendo a los rasgos del carácter de Domingo podía
        5.2. Sólo las penas del prójimo quebraban ese carácter risueño. El hacer                         dar a entender que sólo brillaban en él los rasgos que, de manera incorrecta,
        suyo el dolor del otro, es algo que sobresale en las descripciones de sus                        podríamos calificar de pasivos. En realidad, si los he destacado es porque
        contemporáneos. Deberíamos detenernos en esa, llamemos, sensibilidad,                            Domingo ha pasado más bien a la historia como hombre emprendedor,
        de Domingo hacia el otro: sensibilidad que le llevaba a padecer con él y a                       predicador  infatigable,  fundador  y  organizado  de  una  Orden  que  pronto
        alegrarse con él, a disfrutar de la presencia de los suyos, frailes y monjas.                    se extendió por el mundo. Y ciertamente fue un hombre decidido: rompió

        5.3. Domingo lloró mucho, dicen sus biógrafos. Siempre en el silencio y en la                    con la digna vida de canónigo en Osma para lanzarse al campo enemigo e
        soledad de la oración, oración espiada por sus frailes. Quizás también esto                      incorporarse a la “santa predicación”. Arrebató a los cátaros las jóvenes que
        rompa el tópico del duro castellano, acostumbrado en su tiempo a la lucha                        tenían sometidas y se encargó de atenderlas; intervino decididamente ante
        contra una naturaleza tantas veces ingrata y a saber de guerras y privaciones.                   el papa para que fuera aprobada su Orden, a pesar de la prohibición de
        Las lágrimas para muchos tratadistas de la mística son un don de Dios, que se                    fundar órdenes nuevas del reciente concilio IV de Letrán. En contra del parecer
        encuentra en personas de alta sensibilidad espiritualidad. Cuando Domingo                        de personas como el conde Monfort, o el obispo de Tolosa y el arzobispo
        llora manifiesta efectivamente su sensibilidad exquisita a los motivos de sus                    de Narbona, disolvió la primera comunidad de frailes dispersándolos por los
        lágrimas, los pecados de los demás y sus propios pecados. Y, en efecto, tener                    centros universitarios de entonces. Se opuso decididamente a que los frailes
        esa delicadeza interior de quien se duele de la falta de fidelidad propia y de                   mantuvieran posesiones en el sur de Francia o en Bolonia, haciendo frente
        la los demás al plan amoroso de Dios hacia los hombres, retrata un modo de                       a la generosidad de quienes se las ofrecían. Jordán dice  “tal constancia
        ser. Nada humano le es ajeno y lo menos de todo aquello que degrada la                           mostraba en aquellas cosas que entendía ser del agrado divino, que, una
        condición humana, el pecado.                                                                     vez deliberada y dada la orden, apenas se conocerá un caso en que se
                                                                                                         retractase”
        6. La delicadeza. La afabilidad
                                                                                                         Conclusión: hombre de profundos afectos
        Podíamos hablar también, de la humanidad de Domingo, que se deduce
        de lo que acabamos de decir: de su espíritu compasivo. Jordán de Sajonia                         Domingo se muestra como persona de una gran riqueza afectiva. Se
        habla de la afabilidad de trato: “durante el día nadie más accesible y afable                    desprende de lo dicho, de los rasgos que he destacado. A título de resumen
        que él en el trato con los frailes y los acompañantes”. Esa cercanía a todos                     y para finalizar, recojo dos textos del Beato Jordán: “Consideraba un deber
        brotaba,  testigo  el  mismo  Jordán, de  su  sencillez. Algo que  le hacía ser                  suyo alegrarse con los que se alegran y llorar con los que lloran y, llevado de
        amado por todos. Domingo recorre el dormitorio de sus frailes cubriendo a                        su piedad, se dedicaba al cuidado de los pobres y desgraciados”. “Todos los
        los que se habían destapado durante la noche, dicen las primeras leyendas                        hombres cabían en la inmensa caridad de su corazón y, amándolos a todos,
        de la Orden. Viene de España, cargando con cucharas de ciprés para                               de todos era amado”.
        regalárselas a sus monjas del convento romano de San Sixto. A veces tiene que
        amonestar a los frailes, incluso aplicarles alguna de las penas que entonces
        estaban prevista para las diferentes infracciones de las constituciones, “sin
        embargo les imponía las penas con tanta amabilidad y dulzura de palabras,



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