Page 355 - Laviana
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topónimos reales y las más de las veces a través de topónimos ficticios, aunque no   vivas  o  muertas.  Cuando  las  grandes  mareas  alcanzaría  hasta  media
 por ello se pierde el clima y las referencias asturianas.  legua, lamiendo las faldas de las colinas cubiertas de pinos, que a uno
              y a otro lado cerraban la cuenca; en la hora del bajamar el agua se
 La primera de sus obras,  El señorito Octavio (1881), así como la última,  Sinfonía   retiraba casi por completo dejando apenas un hilo estrecho y retorcido
 pastoral (1931), están ambientadas en Laviana; la primera, con el nombre supuesto,   que corría por el centro”,
 se desarrolla en Vegalora, un trasunto de Entralgo, y la segunda, en El Condao,
 una aldea de Laviana, que aparece con su propio nombre y reflejando lugares y
 personas reconocibles y reconocidas del mundo lavianés.
        según nos nos dice en el cap. III; y vuelve a recordarnos la ría, páginas adelante,  en
 Ya vemos que entre ambas novelas median 50 años, los que don Armando dedicó   esta magnífica perspectiva general recogida en el cap. IX:
 casi en exclusiva a su labor narrativa. Y tanto al principio como al final de los mismos
 tiene a Asturias presente. Mientras tanto ha publicado otras novelas en las que el
 paisaje y las vivencias asturianas son protagonistas.   “La villa se iba alejando cada vez más de nuestros viajeros ofreciendo a
              sus ojos un espectáculo hermoso. Estaba asentada aquella en la misma
              falda no muy elevada de una montaña guarnecida por todos lados
 Los escenarios literarios  de huertas frondosas y bosques de laurel y naranjo. Su blanco caserío
              parecía colocado en tal sitio por una mano de artista, amigo de combinar
              los recursos de la naturaleza para producir la emoción estética como
 Marta y María es su segunda novela. Publicada en 1883, se desarrolla totalmente en   un revistero de teatro. La blancura deslumbrante de la villa resaltaba
 Nieva, trasunto literario de Avilés, y es pródiga en descripciones de la villa; ya en el   sobre el verde oscuro de las montañas como un gran pedazo de nieve
 primer capítulo comienza por describirnos la plaza de la Constitución —hoy Plaza de   desprendido de la cúspide. La sábana argentada de la ría extendíase
 España, o “El Parche”, como se la conoce popularmente en Avilés— y en capítulos   a sus pies esperando inmóvil y sumisa que viniera a caer en su seno. Las
 sucesivos se recrea en distintos rincones y pormenores, con una interesante mirada a   suaves colinas vestidas de pinos que bordeaban las orillas y que nuestros
 los muchos soportales, propios de una ciudad lluviosa y que todavía hoy se conservan   viajeros iban dejando atrás, unas en pos de otras, semejaban lomos
 en el centro de la villa; soportales que despiertan un interesante comentario de don   erizados de animales monstruosos y fantásticos”.
 Armando:

        Esta y otras descripciones de Avilés —en este caso, a través del trasunto literario de
 “la villa de Nieva [...] tiene soportal en casi todas sus calles de uno a otro   Nieva; y en La novela de un novelista utilizando su propio topónimo y la geografía
 lado, a veces a los dos. Suele ser bajo, desigual y sostenido por columnas   precisa de sus calles y barrios— demuestra el amor que el novelista siempre tuvo a la
 lisas  y  redondas  de  piedra, sin  adorno  de  ningún  género,  muy mal   villa en la que transcurrió su infancia y en la que quiso que reposaran sus restos tras
 empedradas asimismo. Si todas las casas se restauraran (y no dudo que   su muerte.
 sucederá con el tiempo) la villa merced a ese sistema de construcción   Tras Marta y María, Palacio Valdés publica José (1885), novela que ha generado
 tomaría un cierto aspecto monumental que la haría digna de verse”.  una fértil polémica entre los partidarios de que el topónimo ficticio Rodillero se

        corresponde en la realidad con Candás o con Cudillero. Se han esgrimido razones
        de todo tipo, se ha alimentado la polémica con razones y sinrazones y, a día de hoy,
 Estos soportales, que aún hoy abundan en el bien conservado casco antiguo de   se mantiene encendida la llama de una disputa que, a través de perfiles literarios,
 Avilés, serán en  La novela de un novelista el escenario habitual de muchas de   mantiene vivo el localismo más acendrado. La descripción que hace de Rodillero se
 aquellas incruentas, pero aguerridas, batallas infantiles que tanto peso dejaron en   presta a todo tipo de lucubraciones sobre su respaldo real:
 sus recuerdos y emociones personales.

 Es interesante la descripción que hace de la ría:
              “Figuraos que camináis por una alta meseta de la costa, pintoresca y
              amena como el resto del país. Desparramados por ella vais encontrando
              blancos caseríos, medio ocultos entre el follaje de los árboles, y quintas de
 “No mediaría  más que una  legua de larga,  el ancho variaba   cuyas huertas cuelgan en piños sobre el camino las manzanas amarillas,
 extraordinariamente, según se la viera en baja o pleamar, en mareas


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