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nombre y el de Asturias más allá de nuestras fronteras, consiguiendo que nuestra
 Francisco Trinidad  región sea algo más que el paisaje neblinoso de nuestras montañas o el recuerdo de

        Covadonga, por citar sólo dos de los tópicos con que se suele identificar a Asturias
        fuera de nuestras fronteras. Afortunadamente, el eco de estos nombres y el título de
        sus obras nos colocan en un concierto diferente, en una órbita distinta y mucho más
        fértil intelectualmente.

        Viniendo ya de lleno a Palacio Valdés, ni de su asturianía ni de su universalidad cabe
        albergar dudas.
 Palacio Valdés, un ‘asturiano universal’   El interesante Epistolario de don Armando que recoge Casimiro Cienfuegos para el

 de Laviana  Boletín del Instituto de Estudios Asturianos, en 1953, con motivo del centenario del
        nacimiento de su autor, se abre con una carta, muy extensa, titulada “El elogio de
        la raza” y dirigida a don Francisco Caveda, fundador de la revista Asturias, y en la
        que Palacio Valdés hace precisamente profesión de asturianía: “Asturias es mi patria
 Puede parecer paradójico el que invoquemos el nombre de Armando Palacio
 Valdés al lado de estos dos epítetos, “asturiano” y “universal”, que a mi parecer, sin   y ha sido siempre mi ilusión. No hay una gota de mi sangre que no sea asturiana”;
        y este espíritu no lo abandonará en ningún momento de su vida y tendrá una gran
 embargo, lo caracterizan de manera definitiva, en cuanto señalan dos de las notas   influencia, como veremos inmediatamente, en su obra novelística.
 distintivas de su vida y de su obra.
        Armando Palacio Valdés nació, como es sabido, en Entralgo, Laviana, el 4 de
 Antes  de  entrar  en  ambos  aspectos,  vida  y  obra,  no  estará  de  más  que  nos   octubre de 1853, hijo de doña Eduarda, natural de Entralgo y con raíces avilesinas, y
 detengamos unos minutos en este doble sintagma, “asturiano universal” que,
 siquiera por eufonía, recuerda al de Clarín, el provinciano universal con que Juan   de don Silverio, abogado ovetense. El matrimonio residía en Avilés, donde su padre
        tenía negocios, razón por la cual a los seis meses de nacido Armandín, se establecen
 Antonio Cabezas titulara su biografía sobre Leopoldo Alas, el amigo íntimo de   de nuevo en la villa del Adelantado, donde nuestro autor pasará la infancia, con
 nuestro don Armando. Quizás lo de “asturiano universal” referido a Palacio Valdés
 esté tomado de esta evocación de Clarín; y digo quizás porque la primera vez que   alguna escapada a Entralgo, hasta que a los 12 años se traslada a Oviedo para
 oí tal expresión fue en los labios —o mejor, en la pluma— del recordado profesor   estudiar el bachillerato y permanece en la capital asturiana, viviendo en casa de
        su abuelo, hasta que el 1 de octubre de 1870 se traslada a Madrid para estudiar la
 americano Brian J. Dendle, que tantos estudios dedicara a nuestro autor. Fue con   carrera de Derecho.
 motivo del II congreso Internacional sobre Armando Palacio Valdés celebrado en
 Laviana en octubre de 2005; congreso para el que el profesor de Kentucky nos envió   Esta es la vivencia asturiana de Palacio Valdés: diecisiete años de su vida pasados en
 una  ponencia  precisamente  titulada  “Palacio  Valdés,  el  asturiano  universal:  una   Asturias. A partir de ese 1 de octubre de 1870, Armando Palacio Valdés vivirá ya toda
 visión de conjunto”, en la que obviamente se traza una visión de conjunto de la obra   su vida en Madrid, con frecuentes  viajes a Asturias para disfrutar de vacaciones o
 palaciovaldesana, aunque deteniéndose en los pormenores menos visitados y en los   para participar en eventos familiares o ligados a su actividad literaria, como algunos
 rincones más oscuros de algunas obras.  homenajes. En Madrid participará con todas las consecuencias en la vida literaria
        del momento y en Madrid se establecerá tras su matrimonio con la gijonesa Luisa
 Dos años más tarde, en 2007, elegimos tal expresión para el rótulo general del III   Maximina Prendes Busto y de Madrid hará lugar de referencia durante los 67 años
 Congreso Internacional, que titulábamos “Palacio Valdés, asturiano universal”,   que median desde su traslado a la capital hasta su muerte.
 haciendo desaparecer el artículo determinado, que, para el título de esta
 colaboración se ha convertido en indeterminado abriendo su abanico semántico   Y sin embargo, Armando Palacio Valdés no olvida nunca Asturias; una Asturias que
 en un doble sentido: por una parte, nos pone en contacto con el desconocimiento   parece abandonó en contra del criterio de sus padres, y que él deja con la sensación
 que en las últimas décadas ha envuelto a nuestro autor, mientras que, por otra,   de haber sido expulsado del Paraíso, según recoge en el último capítulo de su libro
 nos sugiere la existencia de otros asturianos a los que cabría aplicar también la   de memorias La novela de un novelista.
 característica de universalidad.
        Aunque donde los escenarios asturianos tienen un protagonismo obsesivo y fértil es
 Palacio Valdés es uno de estos asturianos universales que, como Jovellanos, como   en su producción literaria. De sus veintiuna novelas largas, publicadas entre 1881
 Clarín y como algunos otros —se me ocurren a vuela pluma los nombres del Padre   y 1931, siete están ambientadas en Madrid, por una, respectivamente en Sevilla,
 Feijoo, de Casona, de Pérez de Ayala, de Ángel González…— han llevado su propio   Valencia, Cádiz y Granada. El resto, es decir, diez de sus novelas, el grueso, pues, de
        su producción narrativa, tiene como escenario literario a Asturias, unas veces con sus



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