Page 528 - San martín del Rey Aurelio
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MGO Manuel González Orviz
Profesor
INFANCIA ENTRE VAGONES
(Santa Bárbara)
Los tiempos pasados, por serlo, no son mejores ni peores, solo an-
teriores y distintos. Escribo de recuerdos con cariño y sin añoran-
zas. Nos tocó criarnos y crecer en una época en la que suplíamos la
carencia de recursos y de medios con la imaginación. Ya fuese con
animales u otros elementos de la naturaleza o con cualquier tipo de
producto que sin importar su estado siempre tenía o le dábamos
utilidad, todo servía. No sentíamos las carencias, no podíamos ansiar
lo que desconocíamos. La naciente televisión, en blanco y negro,
con el chisporroteo de nieve en la pantalla por la señal deficiente, no
ocupaba aún el lugar predominante de la omnipresente tecnología
digital en la actualidad, los niños preferíamos la calle. No había tele-
visión en todas las casas pero incluso el día que nos invitaban a ver
Bonanza, Caravana o Daniel Boone, salíamos –en mi caso de casa de
Julia la de Los Cuarteles- corriendo sin ver los títulos de crédito para
jugar o para no llegar tarde a realizar los trabajos que nos tenían
reservados cada día. Los niños de cualquier edad siempre teníamos
obligaciones concretas y diarias. Siempre había para nosotros algo
que hacer.
Nuestras madres, en esa sociedad rural de los sesenta en la que
crecimos, debían compatibilizar nuestra atención con las obligacio-
nes propias de la casa y la economía familiar: la huerta, la cuadra y
los animales eran cosa suya. Era común que nos dejaran solos en la
cama o en casa mientras salían a hacer tareas, que nos llevaran bajo
el brazo –destreza necesaria para tener libre el otro para lo que ne-
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