Page 514 - San martín del Rey Aurelio
P. 514
pueblo nos acompañó y ayudó a trasladar los muebles y enseres. No
teníamos carretera y el viaje duró poco más de dos horas. Recuerdo
el repicar de las campanas de la Iglesia cuando iniciamos el pere-
grinaje, caras tristes y llenas de dolor por el abandono del pueblo.
Mi abuela Rogelia me da un abrazo y me dice mirándome fijamente,
sabedora de lo inquieto que era: “Sidrin, al poco de llegar hay un
puente, el de Miramar, para cruzar el Río Nalón, no mires con ganas
que el agua llama”. Lo tuve muy en cuenta.
Ya en Blimea, se inicia una nueva etapa en mi vida y que como antes
dije, algún día contaré.
514