Page 392 - San martín del Rey Aurelio
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cio de las antiguas escuelas públicas. O la construcción del edificio
            TIC en los espacios ocupados anteriormente por el Pozo Entrego.
            Un sistema al que se le pretende dar continuidad con el desarrollo
            de los talleres de Santa Ana, o la ampliación del centro TIC.


            No obstante, a finales del siglo pasado y principios del actual, el ur-
            banismo del concejo estuvo especialmente marcado por el desarro-
            llo de los polígonos industriales. Por un lado el de la Florida, que se
            implantó en un espacio rústico y supuso un importante desarrollo en
            la trama urbana de la localidad de Sotrondio. Por otro, el polígono
            de Villar que ocuparía el espacio del antiguo pozo San Mamés, que
            contribuiría a la recuperación de una zona especialmente degrada-
            da, así como a la puesta en valor del borde urbano, y del pueblo de
            villar propiamente dicho. Y por el otro, el polígono de La Central,
            que contribuiría al  desarrollo  industrial,  pero además  a recuperar
            un espacio de chabolismo que no era sino un foco de segregación
            social de las familias que allí habitaban. Una actuación que llevaba
            pareja la creación de vivienda social para el realojo de los más des-
            favorecidos e intervenciones que derivaron en una integración social
            sin precedentes en el concejo.

            Si en la zona urbana el cambio fue de gran relevancia en la zona rural
            no lo fue menos. Por un lado los Fondos Mineros, por otro el deno-
            minado “plan Zapatero” impulsado por el Estado, o el “plan A” del
            Principado, además de los recursos municipales, y otros recursos de
            la también Administración del Principado, permitieron acometer ac-
            tuaciones en la zona rural sin precedentes. Una zona rural afectada
            por la actividad minera de montaña y minería a cielo abierto, palpa-
            ble especialmente en las infraestructuras y caminos rurales. Además
            los núcleos rurales contaban con unas condiciones poco acordes
            con los nuevos tiempos tras la desaparición paulatina de la activi-
            dad ganadera. Si bien anteriormente se había simultaneado la acti-
            vidad minera con la ganadería y agricultura de autoconsumo, con
            la llegada de las primeras prejubilaciones y el aumento del “ficticio”
            y temporal poder adquisitivo, se abandona esa segunda fuente de
            ingresos y por consiguiente los núcleos dejan de estar frecuentados
            por el ganado para ser invadidos por los imponentes vehículos. Por
            tanto, los núcleos rurales demandan una urbanización acorde con el








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