Page 213 - Peñamellera Alta
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Benito ha sido un jugador bastante completo. Con un brillante y efectivo juego a la mano
                 y uno de los grandes birladores de media bolera para adelante de todos los tiempos. Ha ju-
                 gado a los bolos por divertirse y ser feliz y si, al final, ganaba, pues mejor. Por eso después
                 de quedar campeón de España la primera vez y después de haber jugado ya en peñas de
                 Cantabria al año siguiente vino a jugar a la liga de Asturias, que comenzaba (1967) con la
                 peña de su pueblo: “La Campanona” o en palabras de Fidel Linares: “cuando comenzó el
                 baile de fichajes en los años 70-71 y muchos jugadores abandonaban a los equipos y peñas
                 de toda la vida desoyó tentadores cantos de sirena y permaneció en la Bolística, y además,
                 trajode su pueblo a un muchacho llamado Millán que jugaba a los bolos de maravilla.”


                 Benito ha sido una persona muy sociable, con excelente facilidad para el trato, agradable,
                 desprendido, pues el dinero nunca fue la seña de identidad más importante, que solo se
                 enfadaba en asuntos concernientes al R. Oviedo o la política.

                 Es un hombre que nació para jugar a los bolos y hacer historia, y la hizo, sobre todo, en
                 aquel campeonato que celebraba las bodas de plata de la Federación Española de Bolos
                 (1941-1966). Su intención era solo quedar bien, que no era un mal planteamiento para em-
                 pezar, y además sin bolas (que tuvo que pedir prestadas), porque había que estar a muchas
                 otras cosas. Con esa templanza comenzó la leyenda. Su triunfo sobre el gran campeón
                 montañés Linares, en la bolera instalada provisionalmente en la plaza de las estaciones de
                 Santander, es protagonista de un “hito histórico” que el paso del tiempo ha agrandado. Allí
                 se proclama campeón de España de primera categoría individual poniendo término a una
                 hegemonía cántabra, que duraba tanto tiempo como la propia historia de los campeonatos.
                 Benito gana el gran campeonato de su historia deportiva.


































                                 Benito después de recoger la copa que lo acreditaba como
                                                Campeón de España, 1966

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