Page 218 - Peñamellera Alta
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PEÑAMELLERA ALTA,
                                                                 CORAZÓN DE AGUA Y ROCA





                                                                          María Fe Gómez Alonso








                 Magnífico compendio de la riqueza histórica, cultural, artística, y paisajística que encierra
                 el Principado de Asturias.
                 Se cobija enclavada entre dos cadenas montañosas de renombre, el Cuera y los Picos de
                 Europa. Bañada por la travesía agitada del río Cares.
                 Siempre el Cares, con un discurrir cuyos sonidos adquieren matices de recital para los oí-
                 dos, es una invitación a contemplar sus aguas cristalinas pobladas de salmones, truchas, y
                 reos; que cada año atraen a mayor número de apasionados de la pesca.
                 Las aguas que riegan su territorio dejan gargantas y angosturas en el perfil. Su cauce es una
                 incitación para desviarse laderas arriba. Deteniéndose a descubrir los secretos que guarda
                 esta tierra.
                 Ambas vertientes se convierten en excelentes balcones desde los  que admirar la cara opues-
                 ta. Cada una con su personalidad y atractivo orográfico, y colorista.
                 Cincelada por nombres propios de torreones. El pico Turbina mira a la cara de los gigantes
                 calizos y a la bravura del Mar Cantábrico. Mientras la perpetua Pica Peñamellera, afilada
                 montaña de agrestes murallones, hace de unión fronteriza entre el valle alto y bajo.
                 Sitios de nombres sonoros y tradiciones milenarias - Alles, Rozagás, Llonín, Mier, Tresca-
                 res, Cáraves, Ruenes, Oceño, Besnes, y otros-,  donde el viajero se moverá entre sorpresa y
                 sorpresa. Lugares ideales para practicar el senderismo, para disfrutar de la ruralidad, y más
                 tarde recuperarse con su excelente oferta gastronómica.
                 Habitada por pueblos que rezuman historia, envueltos en paisaje y crónica. Justificando la
                 visita pausada.
                 Las huellas de sus sucesos son los recuerdos de tiempos prehistóricos. La cueva de Llonín,
                 la Concha de la Cova, perdura como uno de los grandes santuarios rupestres de la comarca.
                 Un lienzo con más de un centenar de bóvidos, capridos, o caballos.
                 Palacios blasonados e iglesias son testimonios de su ilustre pasado. La memoria de la emi-
                 gración a las Américas y sus retornos han pervivido en las casonas de indianos.
                 Habitantes laboriosos y hospitalarios. Aquí se gestaron cargos de ministro, procurador ge-
                 neral, corregidor, y militares de alto rango.
                 Hoy sus habitantes siguen haciendo honor al lema “Adelante el de Mier por más Valer”.











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