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Un tesoro cultural




        Antonio de Luis Solar
        Secretario de AsturiasActual y Director de la Casa de Cultura de Cangas de Onís





        Tan impregnadas están de romance estas tierras de Cangas que, al pisarlas,
        cree uno andar no sobre Geografía, sino sobre páginas de Historia

        Juan Antonio Cabezas




        Cangas de Onís encierra uno de los tesoros culturales más importantes de Asturias. En
        gran medida, debido a que aquí hay que buscar las señas de identidad del pueblo as-
        turiano. En Covadonga y Cangas se fraguaron en el siglo VIII los orígenes de un Reino,
        inspirando una evolución histórica que dio lugar a lo que hoy conocemos como España.

        Mucho antes de que estos hechos determinantes para nuestra historia tuvieran lugar, el
        territorio de Cangas de Onís ya había sido poblado, llegando hasta nuestros días una
        notable constancia artística de esa presencia humana. Así, en la Cueva de El Buxu,
        situada en las proximidades del núcleo de Cardes, encontramos importantes huellas del
        Paleolítico pertenecientes a los períodos Solutrense y Magdaleniense. Del primero de
        ellos (hace unos 18.000 años) podemos observar útiles y pequeñas piezas artísticas en
        piedra y en hueso, así como restos  de  alimentación  y  de  hogueras.  Sorprenden  los
        grabados  y pinturas de signos, a los que más tarde, ya en el período Magdaleniense, se
        fueron añadiendo figuras de animales también grabadas, así como pinturas. Las  Cue-
        vas  de  La  Morca,  en  las  cercanías  de  Coviella,  La  Güelga,  en Narciandi y Los
        Azules, en las inmediaciones del barrio de Contranquil en Cangas, forman parte de un
        interesante conjunto de arte paleolítico, en el que destacan las muestras azilienses de
        arpones o el enterramiento de Los Azules. Muchas de estas piezas se encuentran en el
        Museo Arqueológico de Asturias, como también otras de época neolítica, concretamente
        una serie de hachas pulimentadas  aparecidas  en  diferentes pueblos del  Concejo  que
        ponen  de manifiesto el desarrollo de prácticas agrícolas y ganaderas.

        Del Neolítico sobresale el dolmen de Santa Cruz, datado hacia el año 3.000 a. de  C.  y
        construido  con  cinco  grandes losas  de  piedra  hincadas  de  forma vertical para formar
        la cámara sepulcral y otras dos más a modo de pórtico. Lo más interesante de todo el
        conjunto es la extraordinaria decoración grabada, piqueteada y pintada, con motivos en
        zig-zag, pero que posiblemente incluía figuras zoomórficas. El lugar que ocupa el dol-

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