Page 41 - Braña
P. 41

Viaje al paraíso: Brañagallones






        de mudanza e inquietudes, pero también a un tiempo de oportunidades que ojalá
        vayan abriéndose paso entre los nubarrones de un futuro incierto.

        Esperamos que el lector nos haya acompañado en este largo viaje, y no olvide que
        para que este universo así descrito llegara a nuestros días como lo percibimos,
        para  que  contemplemos  estas  aldeas  únicas,  sus  bosques,  el  agua  pura  de  los
        ríos, la biodiversidad de su fauna y su flora, ha sido y sigue siendo fundamental
        la existencia de unos pobladores que, en un ejercicio de sostenibilidad innata
        continuado a través de los siglos, nos legaron el tesoro del Parque Natural. Ellos
        son los protagonistas del maravilloso territorio por el que hemos transitado, en el
        que seguramente nos quedarían muchos rincones por visitar y asuntos que tratar.
        Rogamos  su  benevolencia,  pues  la  pluma  de  quien  escribe  nunca  podrá  suplir
        las sensaciones del paseante cuando, desde la acogedora aldea de Bezanes, se
        disponga a enfrentar uno de los más sublimes caminos de la geografía asturiana, un
        verdadero viaje al Paraíso.


        AGRADECIMIENTOS
        Mi agradecimiento a Juan Marcos Moro, que continúa la tradición madreñera,
        todavía recorre los senderos del monte y hasta conoce el nombre de las piedras;
        a Eugenio García, entusiasta embajador de la entrañable aldea de Bezanes; a
        Sabino Fernández, que regresó a los parajes de su infancia simplemente para ser
        feliz; y a Silvino Valdés, que guarda cual tesoro la memoria de un tiempo que no
        debiéramos olvidar. También a Xulio Concepción, que nos ilustra en el significado
        de la ancestral toponimia, y al geólogo José de Vera, quien desde el lejano estado
        de Texas nos hizo comprender los tormentosos acontecimientos que alumbraron
        esta geografía. Sin olvidar a otros como Julio Coya o Javier Fernández que tienen
        el privilegio de contemplar las noches estrelladas desde sus cabañas, y a todos
        cuantos debo reconocimiento. Y gratitud también a quienes como José Manuel
        Prado y su hijo Diego mantienen encesa la luz de la mayada, a la que siempre
        nos llevará en un viaje memorable nuestro amigo Rafa Fernández, al que nunca
        agradeceremos lo suficiente esa línea abierta entre la bulliciosa civilización y el
        Paraíso.




















                                                41
   36   37   38   39   40   41   42   43   44   45   46