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y pierdan los oficios de Justicias y Regimiento que tuvieren”. Esta ley se completó
        con la pragmática e instrucción de 9 de junio de 1500, donde se obliga a los
        corregidores a hacer casas de concejo y cárcel donde no la hubiere y arca donde
        se custodiasen los privilegios y escrituras y libros de las leyes del Reino. Parece
        que Villaviciosa utilizó el cabildo de la iglesia hasta, al menos, mediados del
        siglo XVI, y hubo de ser apercibido el concejo varias veces para la construcción
        del edificio que se utilizaría como Ayuntamiento -en 1550, el Corregidor del
        Principado dispuso la construcción de un Consistorio y Cárcel, con la protesta
        de los moradores de la Villa, que no veían bien el repartimiento de 700 ducados,
        que suponía la edificación de los dos inmuebles, entre los vecinos-. En todo caso
        el cabildo siguió utilizándose para reuniones de la comunidad vecinal hasta
        el siglo XIX, el 16 de agosto de 1818 todavía se reunieron en ese lugar “…para
        formar una Junta de Caridad, pro- alivio de los pobres enfermos de esta Villa, concejo,
        transeúntes y verdaderos peregrinos que pasasen por esta Villa a Roma o Santiago…”.
        La iglesia fue también escenario de la proclamación en la Villa de la Constitución
        de Cádiz, en 1812, con misa solemne y gran celebración popular.
        Este pórtico o cabildo, con entrada a la sacristía, albergó también la capilla
        dedicada a San Francisco de Asís.

        En la cabecera del edificio destacan tres ventanas  de arco de medio punto, las
        dos laterales a  modo de saeteras de  factura muy sencilla, han sido cerradas con
        vidrieras en la restauración de Pidal en los años 50,  y la central,  enmarcada por
        una arquivolta de medio punto, decorada con motivos vegetales y un motivo en
        zig-zag, que sustentan dos pequeñas columnas de forma poligonal, con capiteles
        con decoración vegetal y basas adornadas con animales, y cuyo guardapolvo y
        las impostas se adornan con motivos florales. Esta ventana, restaurada por Luis
        Menéndez Pidal en los años cincuenta del pasado siglo, enmarcaba una cruz de
        piedra destruida en la guerra civil de 1936.

        El tejado del ábside se apoya sobre canecillos, muchos de ellos, destruidos en
        la contienda del 36, lo son de nueva fábrica, sin decoración o picos que sujetan
        una  bola,  algunos  decorados  con  figuras  animales,  humanas  y  máscaras,
        corresponden a la construcción original, que han sido restaurados.


        En los muros norte y sur de la nave central, se aprecian cuatro ventanales en
        cada  uno de los  lados,  y aunque alguno  ha sufrido pequeñas  reparaciones  y
        restauraciones, son de factura original. Las del muro norte son cuatro saeteras
        sencillas, abocinadas, de estética románica. Más interesantes son las del muro
        sur, cuatro ventanales que divide verticalmente una columna octogonal que
        sustentan  dinteles  con arquillos  de herradura  y una decoración  de trazos
        geométricos, que en opinión de los investigadores que  los estudiaron durante
        la  restauración  del  edifico  en  los  años  2006-2007,  remiten  estos  dinteles  a


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