Page 521 - Valdediós
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Miguel González Pereda
y encierren su pan y su bino”. Por indicación del urbanista Pere Daor, enviado por
el rey para diseñar la cerca y nueva puebla, que consideró menos adecuada la
zona del río, la trasladó a poca distancia del vado de Buetes, pero irrumpiendo
propiedades de San Pelayo y Valdedios.
Valdediós, que había gozado de los derechos otorgados a la fundación del Coto,
que eximía del pago de impuestos a los vasallos del monasterio, de numerosas
exenciones y del favor del monarca, veía, de alguna manera disminuida su
influencia por los privilegios concedidos por el rey a los habitantes de Maliayo.
No tanto por la construcción de la iglesia, que una vez edificada, y tras su
consagración y advocación a la Virgen María, pasaría al control de los prelados de
la iglesia asturiana, igual que “todas las iglesias de quantas pueblas yo mandé facer
en Asturias y de quantas mandare facer de aquí adelante”, como había ordenado
el propio Alfonso X años antes. El primer problema que plantean la abadesa de
San Pelayo y el abad de Valdediós, está, como ya se dijo, en el asentamiento de
la pola, y se querellan ente el rey diciendo que el lugar donde se mandó hacer
la puebla era de sus monasterios, terrenos que les rendían ocho moyos de pan
terciado cada año, asunto que se solventa, tras las consiguientes pesquisas
judiciales, por sentencia del rey en 1278, que ordena se les pague a los dichos
monasterios, 30 maravedíes anuales por los rendimientos de cereal que habían
dejado de percibir tras la expropiación de los terrenos.
Otro problema suponía el tiempo que estuviera la parroquia sin templo, y que
pudieran los feligreses eludir el pago de los diezmos, derechos de culto, servicio
pastoral, etc., y por ello en 1277, el obispo don Frédolo, ordenaba a los moradores
de la nueva villa que trabajaban las tierras que consideraba de la parroquia de
Amandi, dieren el diezmo de cuanto labraren, cosecharen y ganaren a la iglesia
de Santianes (San Juan de Amandi), “et fagades y obedençia et manifestedes y et
comunguedes y oyades y missa e oras” bajo pena de excomunión. Y prohíbe a los
curas de Fuentes, San Vicente de la Palma y Cazanes, que no pertenecen a la
Mitra ovetense, que acogieran a los feligreses moradores de la nueva Pola. Es
de suponer que estas medidas cesarían en el momento que estuvo construida y
consagrada la nueva iglesia parroquial de Santa María. Treinta y un años después
de la carta fundacional de la puebla, en 1301, el cura de Amandi y el obispo de
Oviedo, siguen teniendo problemas por la evasión del diezmo por parte de los
habitantes de la nueva población, y reclamando las medidas tomadas al respecto
décadas atrás, lo que hace suponer que en ese tiempo aún no estaba construida
la nueva iglesia.
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