Page 303 - San martín del Rey Aurelio
P. 303
nadie nos puede quitar, es lo que nos define, dibuja y recrea como
aquel niño que fui y sigo siendo todavía, lo esencial de nosotros
mismos, lo que habla con total y absoluta genuinidad incorruptible,
todo hombre, toda mujer es, ante todo y sobre todo, su infancia y
desde la infancia no hay exilios, ni destierros, ni muertes, ni refu-
giados, ese tiempo, ese instante, esa fugacidad es la eternidad, esa
eternidad de la que me hablaron desde la Religión y que sin saber-
lo fue la niñez, ese territorio que todavía sigo habitando como si
nada hubiera pasado en el tiempo, una invención de algunos histori-
adores, yo soy mi infancia.
Yo recuerdo mi infancia como una época muy feliz, rodeado del
cariño de mis padres Pachu y Luisa; de mis hermanos Quiqui y Lu-
isina, de mis vecinos de Sanfrechoso y después del Serrallo, donde
entraba en todas las casa, ya que todo el mundo me conocía como
el hijo de Pachu el ferroviario y de Luisa la de Parayes. Recuerdo
mucho aquellos días en que todo era alegre, inocente, la mayor pre-
ocupación que teníamos era pasarlo bien. Y como disfrutábamos
cuando íbamos de excursión a la Campeta; cuando jugábamos al
pañuelo o a las chapas en medio de la calle; las tardes de parchís;
los domingos después del Cine Virgina íbamos al Rimadero a jugar
a los indios, qué felices éramos. Sé que la tecnología ha aportado
grandes beneficios para la humanidad pero yo sinceramente hubiera
avanzado en la medicina, demasiado PC, demasiado móvil, demasi-
adas consolas, demasiada TV y se ha perdido nuestra esencia, la de
los niños de los 50 y 60. Yo siempre fui Profe de niños y noté que
los niños disfrutaban de los amigos de la niñez como yo los disfruté.
Aunque marché pronto de Sotrondio seguí muy ligado y muy al cor-
riente de todos los aconteceres. Valoré siempre la amistad de mis
amigos de infancia a los que recuerdo con cariño, como Covisu, Julio
Escandón, Angel Rozado, Camporro, Ino y en estas páginas quisiera
tener un recuerdo muy especial para tres que ya no están física-
mente entre nosotros pero que siguen vivos en nuestros recuerdos
como son: Luis el de la Botica; Pepe el de Luisa, hermano de Justo,
Carmina y Luis; Gelito el de la estación… habrá más que ahora yo no
recuerdo pero a los que no quiero ofender con mi olvido, pero la me-
moria ya no da más de sí; para mí la amistad es un valor perenne y
303