Page 37 - Laviana
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mineros en el Socavón, los sacaron de la galería a duras penas, los montes
José Luis Mediavilla Ruíz de Asturias se encogieron de dolor, y los ríos crecieron de tantas lágrimas
Médico Psiquiatra durante los tres meses siguientes las noches estaban hechas de oscuridad
y fuego otra explosión de grisú en una mina ¿muchos los muertos?, siete
señor, ¿cuántos estaban casados?, tres, los demás eran rapazas jóvenes, el
accidente ocurrió en el piso primero donde trabajaban dos picadores, dos
regadores, un estibador, un peón y un rampero, se cuenta que uno de estos
obreros al huir de la explosión tropezó con el cuerpo de un compañero que
había pretendido ganar la puerta de la entrada de la mina y al notar que aún
daba señales de vida lo echó a sus espaldas, teniendo que abandonarlo más
Gris Grisú tarde cuando agotado por el esfuerzo lo depositó en el suelo y comprobó
que había muchos muertos.
En la madrugada de ayer perecieron doce mineros a consecuencia de
El martillo pesaba diez kilos, gramo arriba o abajo, y cuando se ponía en una explosión de grisú, los obreros que formaban parte del primer relevo
funcionamiento producía entre cinco y ocho vibraciones por segundo al de la mañana tenían preparado el tren carbonero que entraba al interior
penetrar en la veta de carbón hacía un ruido acompasado de ametralladora arrastrado por dos mulas, pero cada metro que avanzaban la respiración
cuyas oscilaciones se transmitían como calambres por los brazos del minero se fue haciendo más difícil, por lo que pusieron las mulas al paso viéndolas,
hasta alcanzarle la cabeza y los pies el minero y el martillo hechos una sola primero, cómo doblaban la cabeza sobre el suelo para caer, desplomadas,
y trémula pieza se acoplaban en un mismo ritmo y penetraban la tierra después.
perforando el mineral que se iba desprendiendo como montones de uvas En una mina del Sotón perecieron once mineros a consecuencia de una
negras. explosión de grisú, la magnitud de la catástrofe produjo honda impresión
El martillo pesaba diez kilos, gramo arriba o abajo, y vibraba de forma en el vecindario, se: habló en un principio de que en una de las capas del
incontenible provocando un temblor de carbón y de aire, trepidaba sin cesar grupo minero en que ocurrió la catástrofe había habido un desprendimiento
y el minero se agarraba trémulo al martillo apretando los pies contra el suelo sepultando a doce obreros e hiriendo de gravedad a otros muchos, uno
como para asirse mejor, subía la corriente por los brazos y el cuello y llegaba de los mineros que pudo escapar del lugar del accidente, preso de gran
a la cabeza coronada con la luz del casco, fatiga y tos de madrugada, excitación, estaba rodeado de su esposa e hijos, que habían llegado al lugar
algo de bronquios, dijeron, aunque también hablaron mientras colocaban del suceso tan pronto como oyeron los primeros rumores de lo sucedido,
al trasluz la radiografía, de que no llegaba al primer grado y el minero hundía negro carbón, máscaras de carbón moviéndose en la oscuridad, el olor a
el martillo en la veta negra como galopando un potro enloquecido, galerías, ropa quemada, a carne quemada, lamentos y oraciones rodaban galería
torres de hierro, escaleras de hierro, puertas de hierro, cadenas donde colgar abajo, brotaban las llamas, dejando la carne al descubierto, gritos agónicos
los monos y las botas de goma sobre un fondo de azulejos blancos, espuma en el estruendo de los trenes que se desbocaban, ayes sin fin.
sobre el agua turbia de las duchas deslizándose por el suelo de cemento, Jaulas, cremalleras chirriantes, planchas de hierro por donde pisaban los
filtrándose por las rejillas de los desagües. hombres vestidos de monos con el casco en la cabeza, botas hasta la rodilla
De la más absoluta oscuridad surgió la llama bocamina adentro abriéndose y la lámpara abrazada al cuello caída sobre el hombro derecho como un
un incierto camino hacia la luz del infierno en medio del estruendo de los hijo querido, raíles ·entrando en el infierno de la feria de la bruja sacudiendo
martillos y los desprendimientos de bloques de roca, los derrabes de carbón, la escoba con sus huesudas manos, troncos de madera orillados en el suelo
el aire sofocante y brumoso, se oía rugir el mar, dicen que baxu el mar la de la galería, focos de luz coronando los rostros negros, negro) gris grisú
mina de la Camocha y que a veces los mineros sienten les oles bramar escondido sin saber dónde, como el alma, ¿el alma?, dicen, decían que
recordaba José León Delestal la voz del Presi acaso los marineros también abandonaba el cuerpo tras la muerte y subía, subía, como el humo, hacia
sintieron explotar el grisú aquel siete de diciembre en el que murieron catorce arriba, humo de pajas, los milenarios árboles enterrados para siempre jamás
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