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Asturias, Covadonga y su entorno natural





                que el desastre colonial español del 98 marcó   Covadonga, referente de
                un hito en la historia contemporánea de Es-  Asturias
                paña, abriendo paso a una profunda reflexión
                sobre España como nación y a un amplio sen-
                timiento  de  regeneración  nacional.  Siendo
                precisamente en este ambiente capitular, in-  En los albores de un nuevo siglo y tras largos
                tensamente impregnado de la conciencia de   e  ilusionados  esfuerzos,  Covadonga  lograba
                una  misión  espiritual  que  desde  Covadonga   salir de su secular aislamiento y pobreza ma-
                se proyectaba más allá de Asturias, donde el   terial, configurándose como un gran santuario
                entonces canónigo y hoy santo Pedro Poveda,   que proyectaba su luminosa espiritualidad no
                                                      sólo por toda Asturias sino también por el res-
                                                      to de España, resonando con fuerza su eco en
                                                      la América hispana. Riadas de peregrinos de
                                                      toda Asturias, encabezados por sus párrocos,
                                                      acudirán anualmente al Santuario, principal-
                                                      mente durante los meses del estío y el tiem-
                                                      po de la novena, para honrar a “La Reina de
                                                      nuestra  montaña,  que  tiene  por  trono  la
                                                      cuna de España”, como reza el tradicional
                                                      Himno  de  Covadonga.  Compuesto  con  oca-
                                                      sión de la coronación canónica de la Virgen de
                                                      Covadonga en 1918 y para la que el sacerdote
                                                      y artista asturiano don Félix Granda confec-
                                                      cionaría una magnífica corona. Singular y de-
                                                      licada obra de orfebrería, elaborada con joyas
                bajo la mirada de la Santina, gestó su gran   recogidas  por  amplia  suscripción  popular  y
                proyecto pedagógico plasmado en la Institu-  que se encuentra expuesta en el Museo, salvo
                ción Teresiana.                       en las grandes solemnidades en que la luce la
                Pero  la  intervención  ilusionada  y  tenaz  de
                estos dos prelados no sólo liquidó problemas
                largamente  padecidos  sino  que  significó  un
                importantísimo  paso  adelante  en  la  historia
                del Santuario y en la propagación del culto a la
                Virgen de Covadonga entre las gentes de Astu-
                rias a través de exhortaciones y cartas pasto-
                rales, hasta el punto de convertir las obras del
                Santuario  en  el  principal  objetivo  diocesano.
                Por lo que ambos obispos ovetenses se cons-
                tituían así en legítimos herederos de una larga
                e importante tradición de preocupación y es-
                fuerzo, protagonizada por muchos de sus pre-
                decesores, buscando hacer de Covadonga un
                santuario donde el culto a la Madre de Dios,
                la vida canónica y la atención espiritual de pe-
                regrinos y devotos fuesen dignos y ejemplares.



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