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de los usos tradicionales, la conservación de fauna y flora, la exce-
lente producción de productos tradicionales, y el carácter de sus
paisanaje, ofrecen una ventana única al geógrafo que observa los
contrastes, tamiza el paisaje actual como resultado de un proceso
histórico y se fija en las posibilidades de desarrollo endógeno, que es
algo más que potenciar actividades propias, de dejar de depender
de los usos impuestos por las siempre voraces áreas urbanas que,
sin embargo, también regulan la protección de espacios y activida-
des.
En los usos del suelo destacan las más de 7.000 hectáreas destina-
das al pastizal y el valor de sus más de 12.000 hectáreas de masa fo-
restal, destacando, no sólo como hemos mencionado sus hayedos,
también robledales y castaños, en una de las mayores reservas de
bosque autóctono de nuestra Comunidad. La ganadería extensiva
ha modelado un paisaje que cuenta con más de un millar de ca-
bañas ganaderas, con una de las construcciones más puras de la
vivienda tradicional asturiana y la organización del espacio supedi-
tado a la principal fuente de sustento durante centurias.
Esa montaña, la dificultad de su explotación, y la propia dinámica
del desarrollo regional, marcaron -sino como apunta Kaplan como
“venganza de la geografía”- el destino trasterrado de una buena
parte de sus moradores, que buscaron oportunidades lejos de su
tierra, dejando especial huella en colectividades asturianas de Ar-
gentina. Estamos sin duda ante la consecuencia más importante de
esa Montaña Sagrada en la dinámica de población de Caso desde
finales del siglo XIX: la Emigración.
Aunque no hay acuerdo unánime, es aceptada la cifra que más de
medio millón de asturianos han estado vinculados al fenómeno mi-
gratorio. Un movimiento que se prolonga de forma intensa desde el
último cuarto del siglo XIX hasta finales de los años cuarenta del pa-
sado. Caso vivió también con desgarro la marcha de tantos efecti-
vos jóvenes, pero a la vez vio cómo se les abrían nuevas oportunida-
des en empresas e iniciativas de toda índole.
A ese desgarro inicial de la partida, le seguía una ingente labor em-
prendedora, llena de miles de historias particulares, de tantos es-
fuerzos, éxitos y fracasos. Y a esto se suma –como un bálsamo que
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