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Futuro ¿incierto? para Onís


          nula capacidad de incrementar la población o atraer nuevos residentes.
               Hasta ahora el modo de vida que se había impuesto era fundamentalmente
          urbano, en hábitats de grandes densidades de población en que las comunicaciones,
          los centros de producción, el comercio, los servicios, los transportes o el ocio atraían
          y movilizaban a masas de personas cada vez más numerosas. De cara al futuro, los
          hábitos previsiblemente pasarán de ser urbanos a ser digitales. Hoy, ante los cambios
          de comportamiento derivados de la pandemia, la tecnología permite que emerjan y
          se desarrollen nuevos modelos de negocio, nuevas formas de trabajo y nuevas ma-
          neras de relacionarse y disfrutar del ocio.
               En esta cosmovisión ya señalamos que la ubicación geográfica de Onís no es
          muy favorable. La buena noticia es que la mirada y la aproximación a los entornos
          rurales, a los municipios pequeños, están cambiando de forma acelerada y este nue-
          vo impulso debe aprovecharse en términos de desarrollo.
               Ahora bien, un pequeño municipio rural despoblado, disperso, envejecido y
          que decae con bajos niveles de renta tiene difícil futuro si no se corrigen o mejoran:

               – La calidad de vida, vinculada no sólo al magnífico entorno natural y humano, sino
            sobre todo a las altas prestaciones en comunicaciones digitales, vivienda y servicios.
               – Las rentas disponibles de los habitantes y el empleo.


               Esto adquiere más importancia si analizamos con detalle las cifras más relevan-
          tes de la situación en la actualidad, que nos sitúan en un escenario muy preocupante.


          Población y envejecimiento
          En lo relativo a la población, el diagnóstico de Onís es rotundo: Baja natalidad, des-
          poblamiento y sociedad envejecida.
               Asturias está dentro de la España que decrece y según el padrón entre 2008
          y 2018 ha perdido el 2,9 % de la población. En el mismo periodo Onís sufrió una
          caída de más del 9,0 % que triplica el porcentaje medio de la región. Según los datos
          censales del Instituto Nacional de Estadística (INE) de 2017, la población de Onís se
          eleva a 743 personas, 402 hombres (54,10 %) y 341 mujeres (45,90 %).
               El declive demográfico en Asturias y, en particular en Onís, viene determinado
          por el descenso de la natalidad con un saldo vegetativo negativo (hay más muertes
          que nacimientos) que no se compensa con los movimientos migratorios, que buscan
          mejores condiciones de vida y sobre todo empleos y salarios más elevados. Además,
          el problema del descenso de la natalidad se agudiza en épocas de crisis por efecto
          de las incertidumbres y las expectativas pesimistas para el futuro. En la actualidad no
          sólo nacen menos niños, sino que también hay menos mujeres en edad de tenerlos.
          La pirámide de población invertida revela que estamos ante una sociedad envejeci-
          da, con una media de edad de 52,93 años, bastante superior a la de Asturias (47,92
          años). Este es un dato muy relevante en cuanto afecta al dinamismo social, a las ne-
          cesidades asistenciales, al emprendimiento y la actividad económica.



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