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Nuestro Concejo de Onís


               En Benia de Onís, tiene una importancia capital la pradería del Cotu (tanto por
          la cantidad y calidad de sus praderías, como por la importante uso de los campesinos
          de Benia, Avín, Villar (...) tendrán lugar en ella).
               El Cotu de Benía, seria el entorno ideal para celebrar una festividad conmemo-
          rativa del final de la siega.
               Una persona, singular  por su socarronería y buen humor  Constante “el de
          Coyeso” o “Costantón”, encarnaría el personaje más popular de la fiesta, convirtién-
          dose en centro de la misma, como el “zagal de la rasa”, denominación del más alto
          honor para la fiesta.
               De él permanecen las más divertidas anécdotas y diversiones del ambiente fes-
          tivo, incluso algún pequeño accidente (desconozco si es cierto o se refiere a la ironía
          singular de los onienses) del cual se dice:

                                        Por Subir a la Rasa
                                          Cayo Constante
                                        Y rompió la ñarices
                                         Quedó y bastante

          El zagal, un mozo privilegiado.
          El principal es el poder escoger libremente a la zagala de la fiesta. Esta voluntaria
          y honrosa tarea, la realiza la noche anterior a la fiesta. Tendría un amplio grupo de
          mozas donde escoger, y buscara cada año a ser posible, las rapazas que puedan
          por primera vez ser zagala.

          La comida de la Rasa.
          A lo largo de la mañana, se sucedían al son de la gaita y el tambor, distintos bailes
          regionales. Las actuaciones de muchas veces eran espontaneas entre la juventud par-
          ticipante; sin que este motivo de edad fuese exclusivo de los mas jóvenes. Destacaba
          siempre el baile de la Jota, donde muchas veces las parejas de más edad se hacían
          con los premios, destinados a este fin. Los bailes se repetían también de tarde, quizás
          con mas “oficialidad” a los matutinos.
               Este factor y la búsqueda de la comodidad hace con los años se abandone
          la ubicación habitual para trasladarse a la capital. Un elemento lúdico, como es la
          celebración de la verbena nocturna, aceleraría el cambio de ubicación (falta de su-
          ministro eléctrico o dificultad de accesos).
               Entorno a las dos, aprovechando la sobra de algunos fresnos y avellanos exis-
          tentes en la finca de La Rasa (aprovecho la ocasión para comentar que era propiedad
          del Zagal); se procedía a la comida campestre.
               Tortillas de patata, chorizos, el tradicional queso del Puerto de Onís (por aquel
          tiempo aún no se denominaba tan claramente con el nombre de Gamoneu); entre
          otros alimentos formaban parte de la comida.




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