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Monasterio Santa María de Valdediós
Valdediós y la vida monástica
Francisco José Rozada Martínez
Cronista Oficial de Parres
Como es bien sabido fue el día 27 de noviembre del año 1200 cuando el rey
Alfonso IX de León y su esposa Berenguela cedieron a los monjes del Císter la
heredad de “Boiges” o “Boides” con la intención de fundar allí un monasterio
dedicado a Santa María, exactamente en el lugar al que los monjes le dieron el
nombre de “Vallis Dei” -(el Valle de Dios, Valdediós)- dando inicio las obras de
la iglesia de la abadía el 18 de mayo del año 1218 bajo la dirección del maestro
Galterio, siendo abad del monasterio Juan IV.
Hasta la orden conocida como Desamortización de Mendizábal en el año 1835
pasaron más de seis siglos de vida monástica en el célebre e insigne cenobio
valisdeyense.
En los venerables muros de Valdediós quedaron plasmadas las habituales
técnicas constructivas del Císter, siempre presididas por el ascetismo, bien
diferentes a las de los cánones románicos de los benedictinos y casi opuestas
a la de los cluniacenses, cuya exuberancia decorativa era palpable en sus
monasterios, de modo que la reforma cisterciense se asentó bajo la ascesis y la
pobreza constructiva de san Bernardo.
De entrada hay que reconocer que para nosotros -hombres y mujeres del siglo
XXI- no deja de sorprendernos aquella forma de vida monacal en la que se
dedicaban las veinticuatro horas del día al rezo, el trabajo y el silencio.
Desde que se levantaban -sobre las 4 horas de la madrugada- para comenzar
el Oficio Divino, hasta el rezo de Completas y canto de la Salve sobre las 21,30
horas, toda su vida giraba en torno a la entrega a Dios, a modo del incienso que
se eleva en su presencia.
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