Page 435 - San martín del Rey Aurelio
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Mar (Barcelona) y a continuación en Logroño los tres de Filosofía
y cuatro de Teología, típicos de los estudios eclesiásticos. Notaría
Gaspar, como todos los asturianos que hemos salido a estudiar a la
meseta, la diferencia entre el duro clima castellano y la suavidad del
nuestro de Asturias. Serán en total catorce años de for-mación hasta
ser ordenado sacerdote el 25 junio de 1966. Al día siguiente “cantará
misa” en Tuilla. Y de aquí, ya inmediatamente, a Madrid.
En los dos años anteriores a su ordenación, los últimos de Logroño,
se había preparado de la mano de militantes de la HOAC (Herman-
dades Obreras de Acción Católica) y de la JOC (Juventudes Obreras
Católicas) para realizar su trabajo apos-tólico en la pastoral social y
obrera. Una vez cura, estará durante tres años en la madrileña pa-
rroquia de San Federico, en el barrio de Valdezarza. Aquí el Padre
Gaspar va a destacar por la opción que unos pocos tomarán de ser
curas-obreros. Será trabajador asalariado en una carpintería. Estos
misioneros urbanos, zambulli-dos entre la clase obrera, pretendían
con su diferente estilo de vida desligarse de la Iglesia jerárquica
oficial que apoyó, y por aquel entonces aún apoyaba, la dictadura
que había cercenado las libertades de los trabajadores, por lo que,
consecuente-mente, había prendido en ellos un anticlericalismo que
llevaba consigo el rechazo de todo lo que “oliese a sacristía” y en
consecuencia del mensaje cristiano. Se trataba de conseguir que la
clase obrera conociera la diferente Iglesia nacida del Concilio Vatica-
no II y viera en los cristianos una fuerza capaz de cooperar en hacer
una sociedad mejor, que en estos momentos significaba conseguir
la meta de la democracia.
Pero de repente todo va a cambiar para el misionero de Les Roces.
Los MSC piden voluntarios para ir a Latinoamérica y Gaspar, con su
amigo Pedro Regalado, se ofrece para ir a Nicaragua. El 18 de no-
viembre de 1970 ya están en este país. Gaspar llevaba en su corazón
los verdes recuerdos de las praderías y arboledas de su tierra natal,
la Asturias de sus amores, la patria querida que todos los nacidos
aquí llevamos con cariño en nosotros allá donde vayamos. A esta
riqueza de hermosura asturiana ha de agregar ahora nuevas maravi-
llas paisajísticas. Nicaragua es tierra de lagos, ríos, volcanes, exube-
rantes bosques y cálidas playas. Ambos misioneros son destinados a
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